Néstor de la Torre, como presidente, y su hermano, José Manuel, como técnico, son los hombres en los que el dueño del club, Jorge Vergara, depósito su confianza para lograr que el equipo se mantenga en la Primera División.
La misión no es sencilla si se toma en cuenta que es difícil reforzar al equipo únicamente con jugadores mexicanos, y que muchas veces los equipos no le quieren vender porque ellos solo ofrecen cambios o sencillamente a nivel directivo son más hábiles que ellos.
Para este semestre, su contratación más sonada fue la de Isaac Brizuela, quien viene de un torneo muy malo con Toluca, por lo que se puede poner en duda el aporte que pueda tener.
En condiciones similares está el volante Marco Fabián de la Mora, que con Cruz Azul tuvo un primer torneo bueno, pero ya en el segundo dejó mucho que desear, aunado a que su mente está en Europa.
También regresó Érick Torres, quien viene de buenas temporadas en la MLS; Miguel Ponce, el elemento más regular de los que llegaron, y Raúl López, que ofreció buenas actuaciones con Coras Tepic del Ascenso MX.
El problema es, sin embargo, que en Chivas los jugadores deben ser más conscientes de lo que se están jugando, algo que mucho no han entendido en temporadas anteriores.