“A pesar de la importante inversión, no vemos ninguna evidencia de que los aviones (no tripulados) contribuyan a una frontera más segura y no hay ninguna razón para invertir fondos adicionales”, dijo el inspector general John Roth, en un comunicado.
El costo de los drones ha sido mayor de lo estimado y su impacto para contener la inmigración ilegal ha sido mínimo, según el informe emitido tras una segunda auditoría de la OIG a este programa de vigilancia a cargo de la Oficina de Aire y Marina (OAM) de la CBP.
La OIG estimaba en el año fiscal 2013 que el costo de operación de un dron era de unos dos mil 468 dólares por hora, pero la auditoría mostró un precio real de 12 mil 255 dólares por hora, al considerar costos clave de salarios de los operadores, equipos y gastos generales.
El informe indicó que el tiempo de vuelo de los aviones no tripulados “quedó muy lejos de la meta” original, de 16 horas al día 365 días al año, pues con frecuencia quedaron en tierra por mal tiempo y otras condiciones, y sólo funcionaron 22 por ciento del tiempo previsto.
El informe aclara que los drones tampoco cubren toda la frontera suroeste, desde Texas hasta California, sino que operan sobre 160 kilómetros de la frontera en Arizona y 112 kilómetros en Texas.
El reporte agrega que el uso de drones ayudó a detener a menos del dos por ciento de inmigrantes aprehendidos por agentes de la CBP.
El reporte recomienda a la CBP abandonar sus planes de gastar 443 millones de dólares más en este programa, y sugiere darles otro uso.
“Dar seguridad a nuestras fronteras es una misión crucial para la CBP y el DHS. El programa de aviones no tripulados de la CBP hasta ahora se ha quedado muy lejos de ser un activo en ese esfuerzo”, indicó Roth.