1. El pasado día 10 se cumplieron 26 años del “Quinazo”. En esa fecha, Carlos Salinas de Gortari y Manuel Camacho Solís ordenaron la Ejército que capturara a Joaquín Hernández Galicia, alias la “Quina”. Movilizados desde la Ciudad de México en aviones Hércules, los militares efectuaron un sigiloso operativo en coordinación con personal de la Procuraduría General de la República, para asaltar la residencia del líder petrolero, Joaquín Hernández Galicia.
2. “Esta es acción militar ordenada por el Gobierno de la República y el que se mueva se muere”, gritaron los soldados al llegar a la casa de “La Quina”. Vecinos de la zona residencial afirmaron que el enfrentamiento se registró aproximadamente a las 8:30 de la mañana, minutos después de que cinco aviones de la Fuerza Aérea Mexicana llegaran al Aeropuerto internacional “Francisco Javier Mina” de Tampico.
3. Testigos veraces señalaron que una patrulla militar integrada por unos 50 efectivos a bordo de cuatro camiones, irrumpieron en la casa de Carmen Hernández, hija de “La Quina”, y desde esa casa los soldados saltaron una cerca para pasar a la casa del líder petrolero, ubicada en la calle San Luis 112 de la Col. Unidad Nacional de Ciudad Madero.
4. Usando ráfagas de metralleta y granada de mano, los militares penetraron a la casa de Hernández Galicia mediante una acción tipo asalto, cuando éste se encontraba haciendo ejercicios matutinos, sacándolo por la fuerza en pantalones cortos y camiseta deportiva.
5. Otros testigos afirmaron que un centenar de efectivos militares rodearon las calles adyacentes a la calle San Luis, para amagar con metrallas a unas 30 personas que esperaban ser recibidas por el líder en sus acostumbradas audiencias de los martes. Seguidamente se abrieron paso hasta la entrada de la puerta principal, y de ahí dispararon una bazooka para destrozar la puerta y penetrar a la residencia.
6. Una vez en el interior, hicieron siete disparos que fueron escuchados por los vecinos, luego siguieron otras cuatro detonaciones. El enfrentamiento de los militares con los guardias de “La Quina” duró escasos minutos, porque dichos guardias fueron conminados a rendirse, para evitar más derramamiento de sangre.
7. Durante el tiroteo apareció muerto el Fiscal Federal, Lic. Carlos Zamora Arriaga, enviado desde la Procuraduría General para participar en la detención del dirigente sindical. Hernández Galicia fue acusado de acopio de armas prohibidas y tras su arresto, fue llevado junto con una veintena de su gente de confianza y guardias hasta los camiones del Ejército que se encontraban fuera de la casa.
8. Posteriormente, los militares recibieron contraorden y los regresaron al interior de la residencia, llevándose solo a “La Quina”. Después de casi 5 horas y luego de sacar del interior de la casa cajas de armamento, se llevaron esposado a los guardias del líder.
9. Entre los detenidos de encontraban, Mauro Estrada Cruz, José Sáenz, José Santoscoy, Domingo Hernández, Antonio Zárate y Encarnación Curiel. Testigos de los hechos dijeron que los elementos del Ejército, luego de la aprehensión de Hernández Galicia, llevaron a cabo una labor de destrucción del mobiliario, ventanas, cristales y vehículos, propiedad de la familia.
10. Durante las acciones, fueron detenidos también Genaro Méndez, líder petrolero de la Sección 33, Gustavo González, el alcalde de Tampico y propietario de las farmacias “El Fenix”, además de Genaro Sánchez, piloto del avión de “La Quina”. En total, fueron trasladados siete detenidos a la Ciudad de México, a bordo de un Jet 727 de la Fuerza Aérea Mexicana, con matricula FAM 10501.
11. Testigos presenciales de la detención del cacique petrolero Joaquín Hernández Galicia, en el aeropuerto de Tampico, relatan que la mañana de aquel martes 10, Hernández Galicia no quería subir al avión militar. “¡No, no!, “me van a matar”, gritaba desesperado al tiempo que físicamente se resistía a subir a la escalinata del aparato. Culatazos en la espalda propinados firmemente por sus guardianes con sus AR-15, convencieron a Hernández Galicia para cambiar de opinión, y subir al avión que lo llevaría a la capital de la República.