James Joyce me enseña mucho cuando afirmó: “Un hombre genio no se equivoca. Sus errores… son los umbrales del descubrimiento” Claro que no se equivocaron Tomás Alva Edison, ni Shakespeare, ni Beethoven, ni la pléyade de genios que han deslumbrado al mundo con su talento, cuando en vez de claudicar, a pesar del dolor, sonrieron a la vida y… ¡siguieron adelante!
Vivir bajo el suave encanto del humor, descubre un mundo maravilloso que DIOS tiene para ti, da aire a tus alas para remontar vuelo, impulsa tus velas para seguir avante, regocija tu alma, tiene la magia de avivar el hambre de ser mejor a cada instante.
Existe una profunda diferencia entre el chiste y el humor; el chiste te hace reír… el humor te hace reflexionar. Es la universalidad la que nos lleva a que en todos lados lo hagamos nuestro. En mi andar por el país la frase: “El que tenga marranos que los amarre, el que no po’s no”, la gente me dice, es originaria de este pueblo, la puso tal presidente; sin saber que hace ya siglos se le adjudicó al afamado Alcalde de Lagos, aunque esta frase llegó de Europa con la conquista.
Lo que pasa con esta frase llena de sentido de obviedad, es que el pueblo, basado en la universalidad del humor, la ha hecho suya… sintiéndola como propia.
Si hablamos de versos populares, éstos no se quedan atrás, hay un Soneto al Menudo que en Internet: se dice que es de “autoría de Francisco L. Bernal nacido en Sonora.” Y es ahí donde nuevamente se presenta la universalidad del humor, pues en Tamaulipas lo escuche de voz del musicólogo, agrónomo, ingenioso humorista y mejor amigo Ing. Rodrigo Canales, de la siguiente manera:
“¡Oh! menudo sabroso, te saludo,
en esta alegre y refrescante aurora,
en que reclamo comida, pues es hora
en que tú estás cocido y yo estoy crudo.
¡Oh! manjar tan delicioso que ha hecho historia
y que siempre debe colocar en la mesa una señora,
con más razón si es dama de Victoria,
la tierra favorita del menudo.
Por eso te distingo y te respeto,
y goloso te dedico este soneto
en tu grato sabor en alabanza.
Canto mis versos frescos y elocuentes
en honor de tus cinco componentes:
panza, pata, chile, caldo y tripas…
rico menudo de Tamaulipas.”
Es la universalidad la que nos dice que el humor es patrimonio colectivo, el siguiente chiste lo he leído de múltiples maneras, “Resulta que el nuevo padre del pueblo se encontraba tan nervioso en su primer sermón, que casi no pudo articular las palabras. Así que acudió con el Arzobispo para pedirle un consejo.
–– Muy sencillo, tómate un ‘caballito’ de tequila antes de iniciar la misa, para que te sientas más relajado hijo.
Al domingo siguiente, antes de salir a oficiar la misa, el padre siguió el consejo del Arzobispo, sólo que como aún se sentía muy nervioso, aumentó considerablemente la dosis de ‘caballitos’ tequileros.
Al iniciar su sermón, efectivamente se sintió muy bien y dio un sermón tan emotivo, que mantuvo a sus feligreses al borde de sus bancas y atentos en todo momento.
Cuando finalizó la misa encontró en la sacristía una nota del Arzobispo que decía lo siguiente: Estimado Padre, le anexo algunas observaciones acerca del sermón de HOY y unas recomendaciones para el próximo:
–– Si aún se siente nervioso la próxima semana, sólo tome un ‘caballito’ de tequila… ¡no toda la botella!
–– No es necesario que escarche con sal y limón el borde del cáliz.
–– La caseta que se encuentra al lado del altar es el confesionario… ¡No baño público!
–– La canasta que se pasa entre los feligreses es para las limosnas, no es ‘la coperacha para el otro pomo’.
–– Existen 10 mandamientos… ¡No 15! –– Los apóstoles eran 12… ¡No un ‘ingo!
–– Caín asesinó a Abel… ¡No le rompió su máuser! –– Judas traicionó a Jesús… ¡No fue un ‘ulero!
–– El agua de la pila es para bendecir… ¡No para curarse la cruda!
–– Por favor, evite volver a predicar su sermón sentado en la escalera del altar y con la copa en la mano.
–– El cirio no es para prender cigarros… ¡Y de preferencia no vuelva a fumar!
–– Dios expulsó a Adán y Eva del paraíso por pecadores… ¡No los mandó a la ‘ingada por ‘abrones!
–– Las ostias son para darlas durante la comunión… ¡No son para botana!
–– Los pecadores se van al infierno… ¡No a tiznar a su máuser!
–– El coro no canta en la iglesia… ¡Mi Matamoros querido!
–– Su iniciativa de llamar al público a bailar en la iglesia… ¡no fue buena!
–– Por último, aquella ‘inche vieja gorda, cachetona, coqueta y guapetona, de vestido morado que estaba sentada al frente… ¡¡ERA YO!!”
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