6 diciembre, 2025

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Profetas mexicanos

Claroscuro

“Le dije a mi marido que me llevara a ver ‘Los Miserables’… y nos quedamos hora y media sentados en el Congreso”, queja oída por casualidad.

LO CLARO. Lo creemos con total acierto: las bellas artes son esencia fundamental del hombre. Lo que separa a las especies (humano, plantas y animales) es la cercanía con Dios que se puede obtener a través de los ojos de una narrativa literaria, de una pieza musical, de una obra plástica.

En Tamaulipas, la Universidad Autónoma integró dentro de su formación académica, la Escuela Superior de Música. Allá por los 72’s.

A partir de 2015, toma forma como Facultad de Música. Y licencia a profesionistas en Música y en Educación Artística.

Egresados de esta institución han podido realizar estancias —mediante acuerdos entre escuelas— en organismos educativos de renombre internacional con base en los Estados Unidos, como la Eastern Washington University.

Calidad de exportación de profesionistas.

LO CLAROSCURO: Y precisamente en el entorno de la calidad de profesionistas que México prepara para contribuir al mundo en la evolución económica y de artes, hoy traemos a colación el tema.

El séptimo arte (el cine), tiene su cuna comercial en Hollywood, en los Estados Unidos.

En nuestro país, la industria del celuloide y sus máximos exponentes vieron su mejor luz entre 1936 y el ’57. La llamada “época de oro”. Con talentos del tamaño de Andrea Palma, los hermanos Soler, María Félix, por mencionar algunos.

Su decadencia se da con la batuta institucional que regenteaba la hermana del presidente López Portillo; completa profana en los asuntos de la séptima musa.

Su paso al frente de la Industria de la Radio y la Televisión, dio pie al cine burlesco, pícaro y sexual que trastornó la imagen en el mundo de los que aún se atrevieran a hacer arte del renglón cinematográfico.

Los últimos escenarios que daban lustre a personajes como el Indio Fernández apagaron para el planeta la incursión mexicana en el espectro cineasta.

Y es hasta los 90’s, de la mano de Alfonso Arau, en que retoma con algunos chispazos la inteligencia de los directores mexicanos, con nuevos bríos. “Como agua para chocolate”, “Un paseo por las nubes”, dieron de qué hablar en la naciente escuela de dirección del séptimo arte en tierras mexicanas.

Hoy, Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, han dado de nuevo una imagen impensable a México como escuela formadora de talentos.

Uno de ellos está en la antesala de una estatuilla del Oscar. No será el único premio que recibirá por sus dotes histriónicas.

Y quizá los actores de Hollywood y los aficionados a las artes escénicas preguntarán “¿acaso en México existen espacios suficientes de preparación de talentos y tendrán del mismo modo una empresa que genere películas y artistas por el éxito de los mencionados?”

Larga la pregunta. La respuesta: ‘No’.

La iniciativa de incrementar el impulso al cine mexicano corre a cargo de los particulares. Como el caso del festival de Cine de Guadalajara. O el apoyo en el mismo sentido que realiza la empresa de salas de exhibición de la familia Ramírez, oriunda de Michoacán, bajo la firma de su empresa ‘Cinépolis’ lleva a cabo la exposición: Festival Internacional de Cine de Morelia.

El mundo nos conoce. Formamos talentos.

Faltaría dejarlos en territorio mexicano.

Nos dará enorme gusto ver a un mexicano recibir la estatua de oro al mejor cineasta. Pero también nos dará gusto que se persiga hacer escuela a partir de personajes reconocidos como ellos. Y que no nos quede de consumo nacional… sólo ‘entre ficheras…’ y otros afiches similares.

COLOFÓN: Beneficios colaterales: La producción de maíz para palomitas, repuntará en todo el país. El campo verá su mejor y esplendoroso año.

El arte no está peleado con los ingresos.

Esperemos que los profetas mexicanos hagan fortuna en su propia tierra.

@deandaalejandro

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