Y usted lector, ¿se apuntó con su regalo para estos magníficos trabajadores municipales? Y si apuntó, le apunto un diez de calificación como ciudadano y ciudadana ejemplares. Y es que poco nos detenemos a observar a estos hombres de la calle, los trabajadores de limpieza. Pero también a los bomberos, los admirados tragahumo, los héroes cotidianos que día y noche tienen los ojos prendidos para entrar en acción ante cualquier peligro.
Los barrenderos y barrenderas son un team que mañana a mañana destilan las calles de toda clase de basura. Son las naranjas que bote a ruedas recorren todo el casco urbano para vaciar sus alforjas en los centros de acopio de basura. Al atardecer, entre sombras platican del trabajo diario, y bajo las candilejas avanzan en fila india hacia los centros de acopio.
Son padres, hermanos, amigas, gente de trabajo, que sudan la gota gorda en calor y en frío para mantener limpia a la ciudad. Un trabajo duro, agotador, que empieza muy temprano para vaciar sus tanques ya tocando la noche. Pero también los otros héroes nocturnos, los camioneros de la limpieza, que prendidos como changos levantan toneladas de basura como supermanes de la limpieza, soportando malos olores, con las manos bien agarradas de los manubrios, recorren kilómetros a campanadas, cargando basura.
Los tragahumo, los bomberos son hombres con una gran responsabilidad, entregados en cuerpo y alma a su trabajo, un oficio noble y valeroso. He dicho que poco nos ponemos a observar a estos hombres y mujeres que trabajan para la Ciudad. Gente modesta, gente con responsabilidades, gente nuestra, de familias humildes que entregan gran parte de su vida a sus labores. Y he preguntado si ustedes se han mochado con algún regalo. No porque sea una obligación, sino porque como ciudadanos tenemos compromisos con toda esta familia de trabajadores que sus oficios merecen la medalla al trabajo, a la honestidad, al servicio de la comunidad. Creo que es un afecto-efecto ciudadano, premiar a todos estos trabajadores municipales con nuestro incentivo ciudadano. Tenemos un Alcalde magnífico, que ha sido comprensivo con estos servidores municipales. Pero ustedes mis lectores, echemos una manita a estos humildes empleados de la Ciudad. Hágalo, prémielos con una sonrisa, pero también con un regalo.