El dirigente del sindicato de trabajadores mineros que por causas que nadie se explica sigue controlando el gremio desde el exilio en Canadá, NAPOLEÓN GÓMEZ URRUTIA, anunció que en el curso del presente año retornará a México, pues no hay ya denuncias en su contra y ha sido exonerado de los ilícitos que se le imputaron.
NAPITO, como se le conoce pues heredó el cargo de su padre NAPOLEÓN GÓMEZ SADA que también ejerció el puesto durante décadas, fue acusa de un multimillonario desfalco en perjuicio de su sindicato y ante una inminente orden de aprehensión, viajó al exterior para ponerse a salvo de la justicia.
Infructuosamente el gobierno mexicano litigó en tribunales canadienses buscando su extradición, pero siempre se encontró con la negativa a su solicitud, mientras que NAPOLEÓN argumentaba que era un perseguido político a quienes algunas compañías mineras trataban de derrumbar para ocultar tragedias ocurridas en yacimientos como el de Pasta de Conchos, en Coahuila. En los medios de comunicación, principalmente los electrónicos, se le hizo pedazos.
Con el paso de los años, los competentes abogados que contrató gracias a sus vastos recursos económicos, lograron que gradualmente se fueran desvaneciendo los principales cargos en su contra. Ahora dice que retornará al país para retomar las riendas del gremio minero y metalúrgico.
Es decir, ese personaje al que se satanizó en el pasado, al que se señaló como un ejemplo de corrupción rampante, al que se quiso encarcelar con penas máximas y a quien se atribuye un gigantesco quebranto económico, ahora resulta que es una alma de Dios. ¿Será verdad que su caso fue producto de una venganza política? ¿Será que el control sindical que aún ejerce resulta conveniente al actual régimen para tenerlo de su lado?
Otro caso de malignidad que finalmente terminó en benignidad, es del “hermano incómodo”, RAÚL SALINAS DE GORTARI, al que durante su presidencia ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN hizo encarcelar bajo los cargos de enriquecimiento inexplicable, desvío de fondos públicos y de tráfico de influencias, todo ello hecho al amparo del gobierno de su consanguíneo CARLOS SALINAS DE GORTARI.
Pasó muchos años en prisión hasta que poco antes de concluir el sexenio de FELIPE CALDERÓN HINOJOSA salió en libertad al disiparse supuestamente los cargos en su contra. Y luego RAÚL siguió litigando para que se le reintegrarán los fondos que tenía depositados en banco suizos y que, según él, eran aportaciones hechas por algunos amigos pudientes. Hoy, con el dinero nuevamente en sus bolsillos, se pasea tranquilamente a bordo de lujosos automóviles y no duda en afirmar que es una alma de Dios.
El exgobernador de Coahuila, HUMBERTO MOREIRA VALDEZ, que dejó a su entidad hipotecada por varias décadas merced a créditos conseguidos con información falsa y cuyo secretario de Finanzas fue acusado en Estados Unidos de delincuencia organizada, vive sin remordimiento alguno en el extranjero haciendo esporádicas visitas a su tierra natal y se dice que hasta una beca obtuvo del sindicato de maestros para hacer estudios en España.
No fueron pocas las informaciones que dieron cuenta de la fuerte presunción de que había incurrido en trapacerías graves al frente del gobierno de Coahuila, del que salió para hacerse cargo de la presidencia nacional del PRI, con el apoyo de otros mandatarios estatales entre los que se encontraba el de Tamaulipas EUGENIO HERNÁNDEZ FLORES que tampoco hizo malos quesos.
Frente a las acusaciones, a las que él siempre calificó de infundadas, puede pasarse el resto de su vida disfrutando de sus riquezas.
Así, parece que la mexicana es una sociedad que injustamente convierte en diablos a quienes en el fondo son almas de Dios que cumplieron al pie de la letra los dictados de la ley y de la ética y que sólo son víctimas de venganzas políticas.
Que alguien lo explique.




