En medio de un entorno internacional adverso, con un inminente ajuste presupuestal por parte del gobierno Federal y una incertidumbre que rodea al sector energético en el mundo, la economía de Tamaulipas tiene un nuevo aliciente para mantener el ritmo de crecimiento que ha venido mostrando en meses recientes.
El anuncio hecho por el presidente de la República, Enrique Peña Nieto para facilitar la compra de vivienda de familias de clase media baja, detonará en un mayor dinamismo cuyo efecto multiplicador se reflejará en una buena parte de la economía regional. Veamos.
El año pasado, el Infonavit colocó unos 30,686 mil créditos en Tamaulipas, 3 mil menos que el 2013, pero mucho más que los 22 mil 145 se colocaron en 2011 cuando aún se resentían los efectos de la colosal crisis que le quitó a Tamaulipas el 9% de su economía. Para este año, su meta es en el papel, de 24 mil 405 financiamientos lo que sin duda crecerá aprovechando la coyuntura institucional que favorecerá su expansión.
Lo hemos comentado aquí muchas veces, la construcción es la actividad que mayor repercusión tiene en la generación de empleos pues de su dinamismo dependen en mayor o menor medida 63 de las 79 ramas productivas que constituyen el conjunto de la actividad económica estatal y en donde ocupa a más de 130 mil personas vinculadas entre las distintas actividades que la integran y que producen al año más de 42 mil millones de pesos. Aproximadamente 43 centavos de cada peso que se invierte en alguna construcción se aplican precisamente en las ramas integradas a esta cadena productiva.
Incluso es el principal termómetro económico; cuando la construcción cae, el resto de la economía se viene abajo casi inmediatamente. No ocurre así en la recuperación pues tarda en reflejarse por muchas razones, pero principalmente por temas de pagos por parte del sector público.
El presidente Peña anunció que el INFONAVIT eliminará el cobro de titulación de las viviendas adquiridas por personas con ingresos menores a 2.6 salarios mínimos; créditos para la construcción de vivienda en terreno propio; financiamiento de la banca de desarrollo para que personas con discapacidad, migrantes o adultos mayores puedan adquirir una vivienda y estímulos fiscales a la construcción de vivienda nueva, incluyendo la regularización de los adeudos de IVA que tengan los pequeños proveedores de servicios de construcción que en Tamaulipas son más de 500 empresas.
La demanda por su parte permanece constante. Por año más de 35 mil familias requieren de un espacio propio para vivir.
Pero lo más importante es que ahora el tren de vivienda no avanzará con los problemas estructurales que por años caracterizaron la expansión del sector y que se caracterizaba por la construcción de conjuntos habitacionales en zonas inadecuadas que no sólo hacían mas caro al gobierno llevar servicios públicos sino que terminaba por agobiar a los familias por la lejanía de los centros de producción y consumo de las ciudades, orillándolas a abandonar las viviendas en muchos casos, lo que al final llevó al sector al colapso.
Por ello el endeudamiento hipotecario en el Estado sigue siendo alto y ha crecido incluso después de la crisis de 2009. En total, la deuda de Tamaulipas en el sector de la vivienda sumó al finalizar 2014 9,240 mdp mientras que al principio del año pasado era de 7,703 mdp. De hecho es el sector que más apoyó el crecimiento del endeudamiento que experimentaron las familias de la entidad en los últimos meses.
En efecto, es tal el carácter estratégico de este sector que no sólo impacta en la generación de empleo sino además en atracción de inversiones, lo que se traduce en un gran impulso a la actividad económica del Estado.
Por sus implicaciones en la economía regional, en la vida de las familias y en el dinamismo del sector privado, el sector de la vivienda será la válvula de escape en medio de un panorama sombrío que podría afectar a Tamaulipas como consecuencia en el frente interno de recortes y ajustes presupuestales, y la debilidad económica internacional.
(www.adanmoctezuma.mx)




