6 diciembre, 2025

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Cuadrante político

La hipocresía de la Fundación Colosio

Cuadrante político

En los primeros meses de 2012, Luis Donaldo Colosio Riojas tuiteó en su página: “Cómo me molesta la Fundación Colosio, no hacen mas que explotar el nombre de mi padre por intereses personales. Hipócritas”.

Pues bien, de aquella fecha a la actualidad, la razonable y justa indignación del hijo del extinto sonorense no sólo sigue vigente, sino que encuentra visos de cinismo y abierto lucro con la memoria del último político priista dispuesto a trazar una alianza con las clases trabajadoras y los desheredados del país. Los ideales colosistas fueron convertidos en un trampolín político. Bajo el disfraz de una asociación civil, la piel del lobo sigue transpirando los desmedidos apetitos por el poder.

Aquí en Tamaulipas, la famosa Fundación Colosio tiene su espacio físico frente al edificio sede del PRI estatal. Más allá de servir como auditorio para ruedas de prensa y encerronas de la grilla partidista, el mencionado edificio no tiene absolutamente ninguna conexión honorable con su pomposo nombre, grabado en el frontispicio de arquitectura cuadrada.

En el pasado reciente, durante las ruedas de prensa semanales organizadas por Ricardo Gamundi, la Fundación operaba como un aquelarre de la gula mañanera, con tendidos de gorditas y de taquitos sudados, envueltos en mantecosas bolsas de nylon. Ese era el triste destino utilitario que se le daba al llamado monumento de la pluralidad y la reflexión. Hoy, para no desentonar, luce convertida en una bodega de bostezos símbolo de la inercia y el abandono en que la tiene su dirigente formal, el tampiqueño Eduardo Hernández Chavarría.

Este personaje de la grilla sureña, no ejerce como Presidente de la Fundación. Es más, ni siquiera se para por esta capital. Es tan evidente su desapego, que la recepcionista asignada a esta oficina, una mujer de piel blanca, se aburre soberanamente, y es asidua consumidora del puesto de antojitos que se encuentra en una esquina del estacionamiento. “Me sobra tiempo y no encuentro qué hacer”, argumenta con cierta razón la leal colaboradora, estresada, no por el exceso de trabajo, sino por la carencia de él.

Mientras la Fundación Colosio sigue aletargada en sus funciones, Lalo Hernández Chavarría buscó en el pasado reciente medir fuerzas por la diputación federal del VIII Distrito. Desafortunadamente le enviaron a una candidata demasiado poderosa, y después de hacer algunos berrinches, el diputado local se ha resignado a esperar que llegue el 2016 para buscar ahora la alcaldía. Sigue grillando en Tampico. Desde allá continúa ostentando la Presidencia estatal de la Fundación Colosio, por obra y gracia de su amistad con Adrián Gallardo Landeros. Adrián y Lalo estudian juntos una maestría en la capital del país. Son cuatachos del alma.

Este y no otro parece ser el destino manifiesto de una institución creada en 1994 como una mutación de “Siglo XXI”. En su gestación, arropada de encomiables conceptos, pero atrapada hoy en una realidad de amiguismos y compadrazgos… como los de Adrián y Lalo. Justamente, lo que hace dos años expresó el joven Colosio Riojas: ¡Hipócritas!

Nosotros agregaríamos: renegados del decálogo colosista y adoradores del chapulín de oro y sus saltos oportunistas.

SE MANEJAN LOS NOMBRES DE PONCHO SÁNCHEZ GARZA Y DE MÓNICA POR MATAMOROS

En la medida que el caso Matamoros sigue sin definirse, en los entretelones del priismo tamaulipeco se comenta que si bien es cierto que el primer nombre que surgió en el DF fue el de Chuchín, éste último no está para nada seguro. Y tan inestable resulta su versión, que le pisan los talones otros aspirantes, especialmente se habla del ex alcalde Alfonso Sánchez Garza y de la secretaria de Desarrollo Económico, Mónica González García, aunque no sabemos si la citada dama se arriesgue a entrarle a una colmena electoral demasiado toreada. Por lo pronto, el PRI tamaulipeco tiene hasta el 4 de marzo para definir el nombre de su abanderado o abanderada.

Es un tema nacional. Y no pueden hacerle manita de puerco a la Comisión del CEN.

EGIDIO Y MARÍA DEL
PILAR, ALIADOS DE LA
BUROCRACIA ESTATAL

Ayer, el gobernador Egidio Torre y su esposa María del Pilar de Torre, convivieron con los tamaulipecos más cercanos a su trabajo, me refiero a los miles de burócratas estatales, mismos que recibieron diversos estímulos, entre ellos un incremento del 4.5 por ciento, así como prestaciones a la canasta básica por el orden de los 2 mil 490 pesos mensuales. Y al transporte, de 650 a 715, lo que constituye un 10 por ciento.

Los llamados quinquenios se incrementarán desde un 7 hasta un 13.18 por ciento. Un quinquenio será de 800, dos de 960, tres de mil 400, cuatro de mil 650, cinco de dos mil pesos, mismos que se pagarán de manera mensual. Los bonos anuales del día del niño aumentan a 900 pesos, los del día de la madre a 2 mil pesos y del día del padre a mil 600.

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