Estas semanas se han escuchado muchas voces molestas por la gran cantidad de promocionales de los partidos en la radio y la televisión. La molestia no es nueva, se expresa cada tres años, desde que se reformó la Constitución para crear un nuevo modelo de comunicación política, en 2007.
Vale recordar que esa reforma formó parte de un paquete de modificaciones de nuestro sistema electoral que intentaron resolver algunos temas problemáticos de la elección presidencial de 2006.
No se olvide, que luego de un muy estrecho margen de victoria (de sólo el 0.56% de la votación) y de un complejo litigio jurisdiccional, el nuevo presidente de la República debió rendir protesta en una tan incómoda como atípica situación.
Uno de esos temas (quizá, el más complejo) tenía que ver con el papel de los medios electrónicos de comunicación en la lucha por el poder político.
Son ya el medio privilegiado (casi único) de información para vastos sectores de la población. Su penetración los hace arena, pero también instrumento, de las campañas electorales.
Por esa razón fue necesario cambiar radicalmente las condiciones de la competencia política a través de la radio y la televisión.
Ante el reclamo por la falta de equidad, se resolvió prohibir la compra y venta de tiempo para trasmitir promocionales político-electorales; se otorgó a los partidos políticos (y a las autoridades electorales) de manera gratuita una parte del tiempo que pagan los concesionarios por el uso del espacio radio-eléctrico, durante la época no electoral, y la totalidad del mismo durante la etapa de pre-campañas y campañas; se prohibió a los gobiernos promocionar sus logros durante ese periodo.
Así, los 48 minutos diarios que son propiedad del Estado, se transforman en 96 promocionales de 30 segundos que desde el pasado 10 de enero y hasta el próximo 3 de junio, se usarán para dar a conocer las propuestas y candidatos de los partidos y los llamados de la autoridades electorales para motivar la participación ciudadana en la jornada del 7 de junio.
La distribución del tiempo entre los partidos se realiza a partir de un principio de equidad: el 30% de manera igualitaria, el 70% a partir de la votación obtenida en la elección anterior.
Los partidos de reciente registro, participan sólo en la distribución igualitaria.
Es entendible que a muchos moleste este formato de competencia política en la radio y la televisión. Incluso es posible que tengan razón aquellos que se incomodan por el pobre contenido de los promocionales de algunos partidos políticos.
No obstante, es necesario entender que esa ha sido la forma en la que hemos resuelto la difícil ecuación que permite equidad en la competencia electoral a través del más poderoso medio de comunicación de nuestro tiempo.
El objetivo es que los medios sean escenario de la lucha por el poder político nada más, pero nada menos.
Twitter: @leonardovaldesz




