MCALLEN, Texas.- Duranguense, con muchas ganas de trabajar y con nula información sobre sus derechos como trabajador, José López llegó a la frontera texana. Pronto encontró empleo en un restaurante de McAllen donde el patrón le hacía trabajar a veces hasta 64 horas por semana pagándole –si acaso bien le iba- sólo 40. Por 10 años consecutivos, José sufrió el abuso de su empleador. Conocer sus derechos fue quitarse una venda de los ojos y saber que existen organizaciones legales que pueden ayudarles fue el primer paso a tomar.
“No tenía documentos y tenía miedo de perder el trabajo porque de ahí mantenía a mi familia”, cuenta José, el excocinero de un conocido restaurante de McAllen.
“No fui ni soy el único, miles de compañeros ignoran las leyes de este país. Los patrones piensan que nos hacen un favor dándonos trabajo y nos ‘esclavizan’”, expresa.
A José le ha tomado hasta dos años archivar la demanda y su abogada Kathryn Youker ve con tristeza, pero con optimismo, el caso.
“El abuso contra el trabajador es común en todos lados. Los patrones no pagan lo justo. No pagan tiempo extra y obligan a sus empleados a laborar más de lo debido”, dice Kathryn Youker, abogada con una organización legal representa legalmente a los menos favorecidos económicamente, con o sin documentos.
El trabajador inmigrante y, especialmente el que viene sin documentos, es el más afectado por el abuso de un patrón de apetito voraz que se enriquece a costillas de quienes llegan a este país buscando mejorar su situación económica y, por ende, su calidad de vida.
Curiosamente, en el Valle de Texas son contados los abogados que se dedican a la defensa de los trabajadores.
“La gran mayoría de los casos no van a tener solución por la gran cantidad de gente y los pocos abogados que hay”, dice Youker.
Esto, aunado a que de acuerdo con la agencia laboral del estado -Texas Workforce Commissionel trabajador sólo tiene 180 días después que dejó de laborar en “equis” lugar para poner una queja, en caso de que piense de que sus derechos fueron pisoteados, desalienta a muchos.
De acuerdo con la abogada, en los restaurantes es un ramo de la industria donde se da más este tipo de abuso, al igual que en la de la construcción, las panaderías, los hoteles, en fin en todo lo que tenga que ver con área de servicios.
Y es que, como dice el refrán: “El cobarde vive hasta que el valiente muere”. Y en el caso de hacer valer sus derechos, el inmigrante está muy, pero muy lejos de protestar.
“Tienen mucho miedo a exigir sus derechos por miedo a represalias”, dice Youker.
En la frontera, el abuso a los trabajadores es más común. Los consulados mexicanos dicen que hay muchos casos en los que al trabajador no se le paga el mínimo.
A veces el abuso es mucho mayor. Por ejemplo en algunos lugares al trabajador se le tiene trabajando todo el tiempo y el día de pago el patrón le llama a Migración para que se los lleve.
Por ello, es elemental que el trabajador mexicano conozca sus derechos y que sepa que la ley le protege en muchos casos.
Alfredo de la Rosa, exdelegado del Departamento del Trabajo de los Estados Unidos en McAllen, va directo:
“Si los trabajadores están legalmente o no en los Estados Unidos, nada tiene que ver, sus derechos se les tienen que respetar”, acota.
“Si el trabajador es amenazado con Migración deben levantar una queja formal, haciéndolo así Migración no podrá actuar porque es una disputa laboral”, dice Youker.
De la Rosa advierte que los patrones tienen que pagarles el “overtime” o tiempo extra a los trabajadores que laboren más de 40 horas a la semana y al sueldo correcto que son 5.85 dólares la hora, cantidad que subirá a 6.55 a partir del 24 de julio de este año y a 7.25 un año después.
Aquí en el Valle de Texas, el abuso es muy común y contrariamente a lo que se pensaría, hay más hombres que mujeres afectados.
Pero la ignorancia en la región es extrema. Basta decir que la Oficina Federal del Trabajo sólo recibía de dos a tres llamadas de quejas promedio al año.
“Y son de sirvientas amenazadas que tienen los mismos derechos que otro tipo de trabajadores”, dice De la Rosa.
“La gente necesita hablar, si hay abusos necesitan quejarse”, dice el funcionario y agrega que se sabe que hay abusos, pero si el trabajador no los reporta, no hay mucho por hacer.
“Cuando investigamos un caso los patrones a veces salen con que… ah no sabía que tenía que pagar ‘overtime’ (tiempo extra) les prometen algo y no les cumplen, tienen que quejarse y entre más rápido lo hagan mejor”, aconseja.
La Unión Internacional de Empleados de Servicios en McAllen, dice que si se hizo un trabajo se tiene que pagar.
“Es la ley, no pueden salir con que… yo no sabía que no tenías papeles”, dijo Nathan Seltzer.
Seltzer asesoró a trabajadores para formar sindicatos y que puedan defenderse mejor, pero encuentran muchas trabas. “En Texas no es un prioridad ayudar al trabajador”, se queja.
“La gente, mejor ni se queja porque le falta información porque no sabe que organizada se defiende mejor, pero quienes fundaron el estado (de Texas) han mantenido un régimen de leyes que están en 99% en contra de los trabajadores, con la excepción del ‘Texas Paid Act’, que no es más que pagar al trabajador el trabajo que ya se realizó”, mencionó.
Acusa que sindicalizar a los trabajadores en Texas no es fácil porque los patrones utilizan tácticas para amedrentar al empleado, sin embargo, el número de personas que se agrupan va en aumento ya que mientras hace 30 años uno de cada tres fuentes de empleo gozaban de la creación de una Unión (sindicato) ahora es uno de cada 10, sin embargo, aún falta mucho por hacer.
Pero, si el trabajador empieza por entender que laborar es un derecho no un privilegio y que, con o sin papeles, la ley lo protege y, si sabe que existen organizaciones legales que les ayudan gratuitamente, el panorama de muchos cambiará, como sin duda, cambiará la vida de José López, aquel duranguense que vino a Estados Unidos a trabajar y se topó con el abuso.