Según los que saben sobre el arte de hablar bien en público dicen que es el dominio del conocimiento y la palabra sobre un determinado tema pero yo le sumaría además el buen vestir, el gesto, la forma de pararse y moverse sobre el entablado, pues todos estos ademanes, movimiento, voz y sabiduría son elementos claves en el orador que no debe olvidar una vez que entra en acción y se encuentra frente a un público, duro, difícil, exigente y en ocasiones hasta burlista, pues de olvidarlo, sería, aunque usted el hazme reír de quien lo escucha.
Digo lo anterior porque quien esto escribe ha venido por más de cuarenta años cultivando y ejerciendo la oratoria desde que cursaba la segunda enseñanza en la antigua Escuela Secundaria, Normal y Preparatoria, en aquellos años Casa Máxima de Estudios en Tamaulipas, habiéndome tocado participar en Matamoros, Tampico y Ciudad Victoria.
De todas estas participaciones donde más tuve en contra al público fue en la fronteriza Ciudad de Matamoros al grado que desde las gradas un grupo de estudiantes me comenzaron a gritar y llamarme “Clavillazo” y todo porque mi voz tenía cierto parecido con este brillante artista de humorismo blanco y el público, está en todo menos en misa, aprovechó la ocasión para reírse de mí.
Fue un golpe duro a mi orgullo que a pesar de los años transcurridos no se me olvida como tampoco olvido mi respuesta de ese momento, pues recuerdo bien que “molesto” por el escarnio público del que estaba siendo objeto dije a mis queridos oyentes “no olviden que la risa es de los hombres pero también es de los imbéciles y de los bastardos”.
Al momento y como arte de magia todos callaron pero lo más sobresaliente fue que de inmediato uno a uno de los ahí presentes se fueron poniendo de pie para ofrecerme el más fuerte y sonoro aplauso que jamás había escuchado antes, supe también que no sólo había dominado al público sino que también lo había cautivado y ahora para mi fortuna lo tenía arrodillado ante mí.
De aquí él porqué siempre he dicho que el arte de hablar bien en público es el arte del dominio, pues quien logra vencer ese público estará siempre por encima de él y lo mejor, dispuesto a hacer lo que usted quiera.
Pues bien, he querido recordar todo esto porque ayer asistí a un Certamen de Oratoria en el ITACE de Ciudad Victoria donde participaron trece estudiantes de distintas partes del estado y en el que tomó parte mi nieta Marianita Meza Villarreal, representando al Colegio de Bachilleres del pueblo de mis mayores y donde su maestra Margarita Soto Salas fue clave para que Llera se trajera el derecho de pasar a Río Bravo donde tendrá lugar el concurso estatal el próximo mes de marzo pero también déjenme platicarles que parte de esta victoria lo es mi hija Blanca Mónica Villarreal Torres, porque siendo una gran oradora es la que ha educado a sus hijos en este gran arte de hablar bien en público, por lo tanto, algo de ese triunfo también me corresponde porque en sus mejores tiempos preparé a mi hija y gracias a su preparación, perseverancia y dedicación logró también tomar parte a nivel estatal y traerse para Llera algunos primeros lugares en oratoria y declamación.
En fin, hoy fue un gran día para quien esto escribe y ya preparo mis maletas para irme a Río Bravo, sólo hace falta que me inviten y si no lo hacen como quiera voy pero yo no dejo sola a mi nieta, por lo tanto allá nos vemos.
HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE.
