De las escuelas que han calado hondo en la educación de Tamaulipas, es la Leona Vicario una de las bellas instituciones educativas para niños y niñas. Su prestigio allende fronteras, porque decenas de sus estudiantes han forjado trabajo y glorias. Sus maestras de mucha calidad y por siempre han procurado sentar una escuela de mejores comodidades, atenta a los nuevos planes de estudios y con una visión en el tiempo y en el espacio de la enseñanza tamaulipeca, y por ende, de México. Otrora escuela para niñas, gozo de un prestigio y orden, pulcritud y sentido de respeto comunitario.
Decenas de apreciadas maestras se formaron en la institución, y en su época clásica del antiguo edificio Miguel Alemán a un costado del Palacio de Gobierno, mentoras de prestigio, allí clavaron sus raíces de una raigambre de entrega magisterial, de amor a Tamaulipas.
Todas nuestras familias tiene algo qué contar, compartir y pensar en torno a la escuela primaria Leona Vicario, porque de una manera todos tuvimos una hija, una amiga, una maestra, una mamá, que adquirió las primeras letras a la luz de la institución que cumplió 100 Años sin Soledad, porque siempre ha estado acompañada de una comunidad estudiosa que la sigue queriendo.
Tanto prestigio ganó, que en la ciudad se decida que «era la mejor institución particular de gobierno». Y esto quería decir que todos los padres de familia anhelaban que sus hijas e hijos se formaran allí.
Dentro de la generación de mi hija, Alejandra, recordamos con cariño a la directora Lupita Balandrano; a la maestra Rode Rueda, quien aún vive; a la directora Nena Guajardo; la maestra Noris Villanueva: Elenita Montalvo; la maestra Josefina Sarno; Marisela Villanueva; la maestra Chiquis y Angélica Cháves, entre otras magnificas profesoras, que llevaron al pecho con orgullo el escudete de la Leona Vicario. Saludamos a la escuela que a la vera del río ha llevado el placer y el color de las letras por los caminos sabios de Tamaulipas y de México.