Hace algunos días, estuvo en México el destacado economista Paul Krugman, premio nobel de economía en el 2008, quien expuso una conferencia en la Convención Anual de Industriales de la Canacintra. En su exposición mantuvo la idea central de sobre el cambio de modelo en el país y por qué después de más de 30 años, la economía mexicana no crece.
Si bien es cierto que al pasar de una economía con una fuerte intervención gubernamental a otra donde las reglas del libre mercado son la que imperan para la asignación de los recursos, hay que considerar que se presenta un periodo de ajunte, donde los actores económicos y políticos se incorporan a los nuevos cambios y dinámicas del modelo a implementar, sin embargo pareciera que en nuestro país se ha llegado a un estancamiento y algunos no se explican por qué, qué es lo que ha sucedido. Cabría consultar desde la filosofía de la economía política algunas expresiones clásicas, que dicen que la historia se repite dos veces, la primera como una tragedia y la segunda como una farsa, veamos por qué. En la primera parte de la historia, donde se pensaba que la libre competencia (el liberalismo económico) era un mecanismo que autorregulaba la economía ante cualquier desajuste sin la intervención del gobierno, la tragedia de este modelo de desarrollo fueron las crisis recurrentes de principios de siglo pasado, la de 1911; la de 1914-1919; la de 1929-1933 y desde luego la de 1939-1945, entre otras de menor impacto, y es que la economía de libre mercado ya no existía por lo que dicha idea terminó en las trágicas crisis antes señaladas con sus respectivos costos sociales.
Ahora se piensa que con el nuevo modelo neoliberal (nuevo liberalismo económico), el libre mercado traerá la anhelada prosperidad económica para la mayoría de los mexicanos, lo cual es la repetición a una historia que ya vivimos, por lo que dicha idea nos es más que una farsa, en primera porque la libre competencia ha dejado de existir, ahora impera la competencia monopolista, donde las grandes corporaciones no sólo intervienen en los mecanismos de asignación de recursos, sino que también lo hacen en el ejercicio mismo del poder público, en este último punto les interesa no dejar de lado su principal preocupación que es la acumulación de capital y no el interés público o de los ciudadanos, el problema es, dónde quedó el Estado y su necesaria intervención como un actor regulador de las relaciones económicas con las grandes corporaciones, creo que es necesario pensar en la urgente necesidad de revisar el pensamiento de John Maynard Keynes.
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