28 diciembre, 2025

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Huellas tamaulipecas de Ponciano Arriaga

Puras Historias

Entre los ideólogos del liberalismo mexicano, lugar sobresaliente ocupa sin duda Ponciano Arriaga. Hombre de ideas progresistas, con ellas impacta las deliberaciones que conducen a la avanzada carta magna de 1857. Tienen antes los tamaulipecos la oportunidad de conocerlo, en incursiones hoy casi olvidadas.

AVARICIA

La capital potosina lo ve nacer el 19 de noviembre de 1811. Faltándoles algunos meses para los 20 años de edad, ahí obtiene el título de licenciado en derecho. Egresa del novel Colegio Guadalupano Josefino y a la par se vuelve precoz lector de Montesquieu, Rousseau, Tocqueville, Hamilton y otros influyentes pensadores.

Aunque católico practicante, diferencia bien la fe religiosa y “los intereses bastardos del clero” reaccionario, según él mismo puntualiza.

Otrora realista, Anastasio Bustamante gobierna entre tanto la nación, tras conseguir darle artera muerte al presidente Vicente Guerrero. Arropado por elites conservadoras, Bustamante provoca en contra suya la rebelión civil y militar ocurrida en Tampico hacia marzo de 1832. Acaba respaldándola el general Esteban Moctezuma. Lleva este último como secretario de campaña al joven Ponciano Arriaga, quien así se aventura por Tamaulipas.

Cerrado dicho episodio, retorna Ponciano al terruño, donde edita con Mariano Villalobos “El Yunque de la Libertad”. En apariencia, mantiene vivos los vínculos tamaulipecos. “El H. Congreso […] de Tamaulipas” redujo “los derechos que cobran los curas por bautismos, matrimonios, entierros, etcétera”, atacándolo el “obispo de Monterrey, […] increpador y amenazante, sin dejar la manía de los tiempos […] en que se calificaba de herético todo aquello que tendía a reducir la avaricia de los obispos de Roma”, publica Arriaga en 1834.

PERSECUCIONES

No obstante, vuelve más tarde al noreste extremo de México. Lo hace en condiciones muy distintas. Porque conforme a las Bases Orgánicas y con un congreso nacional dirigido por federalistas moderados, reasume la presidencia Antonio López de Santa Anna. Ocupa entonces la gubernatura tamaulipeca el general José Ignacio Gutiérrez.

Establecido de manera sucesiva en Ciudad Victoria y Tampico, con Gutiérrez llega de nuevo el licenciado Arriaga. Y resulta nada menos que secretario general de gobierno hasta fines del siguiente año, cuando desconocen al referido mandatario. Dice mucho que “El Gején” de Tampico, periódico opositor, en agosto de 1844 resalte “la urbanidad y comedimiento” del “señor […] Ponciano Arriaga”, huésped a la par del municipio porteño.

La carrera política de José Ignacio Gutiérrez prosigue con altos puestos. En cambio, el ilustre potosino debe marcharse a EUA durante la postrera dictadura santanista. Ello, en virtud de que al mediar la centuria sufre persecuciones, junto con Benito Juárez, Melchor Ocampo y demás liberales.

TIERRA

Depuesto el tiranuelo Santa Anna por la Revolución de Ayutla, los disidentes regresan del exilio. San Luis Potosí y siete entidades más eligen a don Ponciano diputado al congreso constituyente de 1856-1857. Reconociéndole gran trayectoria, lo nombran además jefe de la mesa directiva e integra la importante comisión de puntos constitucionales.

Ante la tibieza del ala moderada, renuente a combatir injusticias sociales, Arriaga expone: “Mientras que pocos individuos están en posesión de inmensos e incultos terrenos, […] un pueblo numeroso […] gime en la más horrenda pobreza […] Arrebatar al trabajador la tierra que sus sudores han regado, es a los ojos de todo el mundo una iniquidad insoportable”. Al lado de los radicales, logra sin embargo que el nuevo código supremo establezca la supremacía mexicana “en materia de culto religioso”.

Respalda al presidente Benito Juárez en la Guerra de Reforma. Con él combate también el imperio que pretendía imponernos Napoleón III. Resuelto patriota, don Ponciano Arriaga fallece en su tierra el 12 de julio de 1865.

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