5 diciembre, 2025

5 diciembre, 2025

Crónica urbana

Anacoretas callejeros bien pedernales

Crónica Urbana

La ciudad de repente se ha visto invadido de toda clase de individuos que profetizan el fin del mundo, predican a bote pronto y piden dádivas en la sutileza de un chocolate por diez pesos. Predican, vociferan antes de entrar en acción bendiciendo al que se les ponga enfrente, después viene la perorata, plantados para solicitar el diezmo público. Hace tiempo veíamos con simpatía a los becarios sociales que, como Pablo Barrón, Chucha, La Zarca y Tarura alegraron nuestros ojos y corazones con su caudal de simpatías. Eso ya pasó a la historia, ahora nuestros mendigos, ya ilustrados, ya paganos, nos azotan en cualquier lugar, negocio o fritangas callejeras. uno de ellos, es el chocolatero, que maneja bien su verborrea escudándose en una presunta discapacidad. Ofrece un chocolate a cambio de diez pesos, o lo que usted le pueda dar. La gente, buena, le da diez pesos y no acepta el chocolate . El presunto mendigo o méndigo, acarrea a su bolsillo trescientos cincuenta pesos con los mismos diez chocolates en pequeña caja.

Pero antes, estos predicadores de bolsillo lanzan sus proclamas, y entre súplicas fantasmales y perdones divinos atacan a la región más débil de los seres humanos; El corazón. Y la gente, generosa, pone en la buchaca de este sinvergüenza diez pesos o hasta más por la proclama y el mito de un supuesto discapacitado.

La verdad, el bato es un pedernal de primera. Por las tardes lo veo cómo se bambolea después de endilgarse siete flamiferas cervezas y un chupirete mexicano. Se bambolea y ya no reconoce a sus seguidores, sus acólitos que le han retacado la buchaca de pesos duros. Este sinvergüenza, azota temprano en los negocios de banqueta del centro. Hay otro presunto velador que cambia sombrero, gorra, lentes, camisa y se camuflea para sorprender a los vecinos y sacarles una lana por un trabajo inexistente de velador valedor. Son pilluelos que sorprenden a la gente, bien intencionada .Son los falsos profetas de la vidorria de una ciudad que a todos tiende los brazos.

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS