Cada vez será más frecuente enterarnos del derroche de recursos del erario que ejercen quienes ostentan cargos públicos. No porque esta actividad ahora ocurra más que antes, sino porque como nunca, la realidad del país ha generado mucho mayor atención a los pecados que cometen quienes llegan al poder. Y con la atención, la indignación generalizada de una sociedad que parece haber despertado después de un largo letargo.
En ese contexto puede inscribirse la información que circuló ayer gracias a una investigación de Reforma: un grupo de senadores volaron con costo al erario público con boletos que rebasaron el cuarto de millón de pesos.
Y en primerísimo lugar del «top ten» de los «bon vivants» legislativos, nuestro representante: Manuel Cavazos Lerma, quien para una gira por Indonesia, Vietnam y China, usó una ruta que en total nos costó 277 mil pesos.
Pecando de ingenuo, hay quien podría pensar que volar a esos destinos resulta así de caro, pero la misma investigación detalla que sus asesores para volar con el mismo itinerario usaron boletos de 78 mil pesos.
Es decir, los senadores optaron por comprar los boletos VIP, impagables, excepto para estrellas del cine y el deporte, empresarios y -ahora sabemos- políticos mexicanos.
En el «top ten» de los viajeros hay senadores del Revolucionario Institucional y Acción Nacional (PAN) porque la opulencia no discrimina partidos.
Lo verdaderamente grave de esta conducta es que se da a conocer en medio de una crisis financiera internacional que afecta al país, y por la que capitán y navegantes del barco ya sugirieron que es tiempo de «apretarse el cinturón».
Son -aunque en estos casos no haya nada ilegal- otros ejemplos parecidos a los de Korenfeld y su helicóptero taxi y las casas del gabinete. Porque lo que está en el fondo es la odiosa idea de que una vez más el cinturón se lo va a apretar la ciudadanía, y nada más.
PAN dividido
Todo apunta a que el PAN estatal se conduce a un choque del que no obtendrán nada bueno. La dirigencia estatal hace claras diferencias en el respaldo a sus candidatos, a tal punto que parecieran ser varios los partidos que en realidad compiten con el uniforme azul y bajo las siglas de Acción Nacional.
Nada nuevo bajo el sol, pero si el panismo tiene la verdadera intención de dar la más importante de sus batallas en el 2016, ya deberían ir pensando en una ruta que los haga resolver sus divisiones, o en su defecto -quienes se sienten relegados- en ir buscando nuevos horizontes, porque a juzgar por el carácter de los protagonistas, la situación difícilmente cambiará de rumbo dentro de los próximos meses.
Por el contrario, se pronostica una lucha por el poder cada vez más intensa. Y esa obsesión puede también ser su perdición.
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