El término usualmente contiene elementos indeseables.
Por lo general una anti campaña en el terreno electoral se entiende como juego sucio, lanzamientos de lodo, manipulación de información, deformación de los hechos y otras artimañas similares para desprestigiar a un oponente antes de llegar a las urnas.
Pero hay otros tipos de anti campaña. Se da en un perfil más bajo y en forma paradójica la provocan los mismos que en teoría ayudan y respaldan a los aspirantes, sea cual sea el partido que los cobije.
El fin de semana pasado, en Victoria –es seguro que suceda también en los demás distritos– se registró un par de actos proselitistas en uno de los cruceros más concurridos de la capital tamaulipeca, donde en una muestra de desorden de sus directivos, coincidieron militantes de los partidos Revolucionario Institucional y Movimiento Ciudadano.
Dos saldos preocupantes dejó esa circunstancia, que pueden incluirse como acciones de anti campaña hacia dentro de las estructuras partidistas.
El primero fue un conato de violencia que estuvo a punto de provocar un enfrentamiento físico entre las huestes de ambos institutos políticos. Quién o quiénes organizaron ese evento en los dos bandos, no lo sé, pero quedó claro el grave error, el cual sólo pudo contenerse por la intervención emergente y oportuna de Carlos Morris y de José Cárdenas, líder local tricolor y candidato suplente a la diputación federal, respectivamente.
Gracias a ambos, la intención “naranja” se frustró, que era arroparse en el papel de víctima y presentar a Gustavo Cárdenas como agredido para sumarle votos. Cero en ética para Gustavo, pero 10 en oportunismo.
Sumado a esto, el segundo saldo de esa anti campaña es el daño en la percepción de los ciudadanos.
En una hora “pico” de circulación vehicular –entre 6 y 7 de la tarde– la presencia de los activistas dejó de ser una invitación para convertirse en acoso y en un grave riesgo de accidentes. El crucero quedó durante ese lapso prácticamente bloqueado por más de un centenar de personas y provocaron un embotellamiento que crispó los nervios a los conductores. Fue una gran suerte que nadie resultara atropellado o lastimado, por la desesperación de los automovilistas.
¿Ayudó eso a los candidatos?…Por supuesto que no. Por el contrario, los alejó de la simpatía de quienes sufrieron el problema, el cual si fuera una excepción podría no tener importancia, pero por desgracia se ha convertido en un conflicto cotidiano en casi todas las arterias importantes de Ciudad Victoria. Júrelo, es igual en el resto del Estado.
Eso, señoras y señores, es anti campaña…
EL MENSAJE
Quien tenga ojos que lea y quien tenga oídos que escuche.
Entrevistado en Matamoros, el candidato a diputado federal del PRI por la vía plurinominal y ya virtual inquilino de la Cámara Baja, Baltazar Hinojosa Ochoa, le endosó cien elogios al abanderado de su partido en el distrito que tiene como sede a esa ciudad, Jesús de la Garza. Seguramente son merecidos.
Cuestionado sobre el panorama electoral que se avecina para su hogar político el próximo 7 de junio, el ex funcionario federal señaló que en ese distrito se registrará un gran triunfo para el Revolucionario Institucional.
Miel sobre hojuelas, diría un español, pero una frase marcó en forma indirecta el “sin embargo” de esa respuesta:
“No sólo Matamoros es un reto para rendir buenas cuentas, sino los ocho distritos de Tamaulipas”.
¿Inquietud?… ¿duda?… ¿incertidumbre?… La interpretación de esas palabras la dejo a la elección del lector.
Porque parece que Baltazar sabe algo, que muchos no sabemos…
Twitter: @LABERINTOS_HOY




