El sábado fueron 1500 luces y quinientas coladas que se dieron el gusto de correr por la Alameda al amparo de las tinieblas pero iluminados por el deseo de gozar al ser urbano. El objetivo, llegar a la meta con el ánimo arriba y el corazon fortalecido por la alegría de compartir a la ciudad. La carrera de las luces era una competencia por la salud social, por el sentido de paz y los anhelos de encontrar en el corazón de Victoria la fraternidad a veces olvidada por el traqueteo y la deshumanización de las máquinas y las devoradoras computadoras, que nos mantienen al tanto del mundo pero olvidados de la relacion con nuestros semejantes, los que hacen y viven la ciudad.
Una carrera de luciérnagas que radientes coronaban con sus estelas a lo largo de la calle 17, donde la gente convertida en aplausos y porras el paso de los corredores, hombres y mujeres, niños y niñas y los bebés incrustados en sus carreolas en un trote de algarabía y festejo por la vida.
Programas como Urban Light Score socializa y de dignifica al ser urbano que algunas veces olvida que compartir la palabra, el amor, el silencio es parte de una sana convivencia.
La convocatoria ha sido un existo, mas de dos mil personas y milquinientas con boleto pagado des una mestra que existe una gran necesidad de los ciudadanos por expresar su alegría, por repudiar la violencia, y encontrar en el afecto, en los sentimientos compartidos por la salud y la gloria de vencer.
Es una magnifica prueba, un elogio de existencia, una fe en la ciudad y en la autenticidad cotidiana.