MÉXICO, D.F.- La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) deberá buscar en sus archivos la información relacionada con el nuevo avión presidencial con la finalidad de informar dónde ha estado la aeronave el último año, ordenó el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos (INAI).
En su información, aclaró el Instituto, la Sedena no podrá omitir los reportes generados el 9 de octubre de 2014, fecha en la que la aeronave Boeing 787-8 Dreamliner, aterrizó en la Base Área número 1 de Santa Lucía, Estado de México, donde estuvo algunas horas y después volvió a Estados Unidos.
“El sujeto obligado debe tener constancia de la fecha y la ubicación del arribo del avión por ser el responsable de supervisar las pruebas que motivaron su traslado a una base militar en México”, consideró el comisionado ponente Joel Salas.
La Sedena se había declarado incompetente para atender la solicitud de información y aconsejó al solicitante a plantear su requerimiento al Banco Nacional de Obras y Servicios (Banobras), que es la institución a través de la cual se adquirió la aeronave a la empresa estadounidense Boeing.
Sin embargo, resaltó Salas, la Sedena, es la responsable de la supervisión técnica de la aeronave, por lo que es evidente qué sí posee información relacionada con lo que le fue requerido.
“En julio de 2012 la Sedena presentó el proyecto para adquisición del un nuevo avión presidencial (…) el contrato firmado con la empresa Boeing señala que la aeronave fue adquirida bajo un esquema de arrendamiento a pagar en quince años, de modo que el monto asciende a casi 6 mil 700 millones de pesos más gastos por mantenimiento y operación de mil 300 millones de pesos”, recordó.
De acuerdo con el contrato de adquisición de la aeronave que la Sedena entregó a principios del año pasado en respuesta a otra solicitud de información, el nuevo avión sería entregado el 30 de junio de 2014 en la planta de Boeing, en Seattle, Washington.