En una de tantas ocasiones en que la vida me dio la honrosa oportunidad de convivir y platicar con el extraordinario periodista Guadalupe Díaz Jr, –que en paz descanse– una de sus aleccionadoras frases coloquiales se marcó en mi memoria para siempre.
Al referirse a un anuncio de las autoridades de ese momento, Lupe, como le gustaba ser llamado, mostró sus dudas en una conferencia de prensa sobre la eficacia de una serie de castigos expuestos para detener los abusos de los alcaldes. Lo hizo, como él sabía hacerlo, de una manera singular, al señalar que para sancionar a los ediles no bastaba con hacerles un chipote. “Si no es chipote con sangre, no sirve”, apuntó.
El mensaje traducido era que si no se ponía tras las rejas a uno de esos munícipes bandoleros en lugar de amenazarlos solamente, todos los anuncios de castigos no bastaban y hacían el mismo efecto que el viento a la estatua de Benito Juárez: Ninguno.
Hoy, la visión de Lupe Díaz recobra vigencia, con otro anuncio similar, expuesto por la Auditoría Superior del Estado, en el cual se dio a conocer que “ahora sí” los presidentes municipales que tengan cuentas públicas pendientes, pagarán en toda la extensión de la palabra, pecuniaria y penalmente, los desmanes cometidos en sus administraciones, incluidas ahora las de los organismos descentralizados bajo su presunto control, como es el caso de las llamadas Comapas.
El ejemplo que ofrecieron como primer afectado por los nuevos ordenamientos en la materia, es el del alcalde de San Carlos, quien se dio el extraño lujo de no presentar ni un solo reporte de los gastos realizados durante su mandato.
Bueno, peor es nada, pero la sospecha de que en realidad “no habrá sangre” como pedía Guadalupe Díaz, aparece por naturaleza propia.
El Ayuntamiento de San Carlos es uno de los de menor presupuesto en Tamaulipas. Sólo San Nicolás y tal vez Burgos o Palmillas cuentan con menores recursos oficiales.
¿Por qué entonces a San Carlos le toca bailar con la fea, cuando en la lista de irresponsables se cuentan otros municipios mucho más grandes y por supuesto, con presupuestos quince o veinte veces más altos que el sancarlense?
La posible respuesta descansa en la misma sabiduría popular: Porque la hebra se rompe por lo más delgado…”
No. No parece que estos chipotes van a sacar sangre…
BENEFICIOS COTIDIANOS
Altamira me sorprende. Y no es una apreciación bordada en el aire.
Si usted tiene tiempo y disposición para lanzar una mirada al trabajo que se está llevando a cabo en ese municipio, tal vez le pase lo mismo que a su servidor.
Repase por favor conmigo estas líneas:
Un día se anuncia la entrega de aulas a escuelas, al siguiente, la operación de un programa del DIF municipal contra el cáncer de próstata, en la jornada venidera se integra un bloque para eficientar los servicios públicos con la participación de la población, posteriormente se da a conocer un programa para reactivar programas sociales en favor de 13 mil familias, horas después se inaugura la pavimentación de una importante calle. No parece existir día sin una o más acciones de beneficio público.
Y me sorprende porque estaba acostumbrado a otra dinámica en Altamira, en donde lo usual era el dejar pasar y el dejar hacer. Bien por el alcalde Armando López Flores y mejor aún por los altamirenses…
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