Pedro Carrillo Estrada, ex alcalde de Altamira, es un personaje pequeño, poca cosa, ‘chiquito’.
Es, por consecuencia, un sujeto de personalidad gris, escaso de palabras (carece de formación educativa y cultural) y, por tanto, con reducidos argumentos para convencer. Vaya, sin estatura intelectual.
¿Cómo es posible que Pedro Carrillo haya llegado a ser presidente municipal? La respuesta se encuentra en el peso histórico de su apellido: Carrillo.
Así es: el apellido Carrillo juega un papel relevante en la historia reciente de Altamira, un municipio que registró una transformación, no sólo en su infraestructura, sino en el intento por cambiar la forma de pensar de su clase política, a partir de la llegada del ingeniero Sergio Carrillo Estrada al servicio público altamirense, a principios de la década de los noventas.
A diferencia de Pedro, Sergio Carrillo Estrada sí era un líder, un ingeniero que se caracterizó por imprimirle a su gestión como alcalde una dinámica para modernizar Altamira con una visión progresista, una apuesta siempre por el desarrollo.
Cuando Sergio Carrillo fue presidente municipal, Pedro no tenía mayor presencia en la vida política altamirense. Por más que intentaba asomarse a los eventos públicos, nunca fue invitado a jugar un papel relevante. Su hermano conocía a la perfección sus severas limitaciones.
Para comenzar, Pedro Carrillo Estrada era el mecánico de la familia. Era el responsable de checar el mantenimiento de la flotilla de unidades de transporte (trailers) de la que era propietario, en su rol de empresario, Sergio Carrillo Estrada. A eso se dedicaba el gris personaje.
Cuando fallece el ex alcalde, Pedro Carrillo se asume como el heredero directo del ‘carrillismo’, en buena medida impulsado por quien ‘le dio cuerda’ en esos años: Jesús González Lima, un operador político que siempre se encuentra a la expectativa de buscar proyectos que le ofrezcan una jugosa rentabilidad económica en las administraciones municipales.
Las circunstancias políticas de Altamira derivaron en la suerte que tuvo Pedro Carrillo para llegar, primero, a la diputación local y, posteriormente, a la presidencia municipal. La estrategia siempre se fundamentó en jugar como ‘el tercero en discordia’. Y la táctica, sin duda, funcionó.
Sin embargo, ni como diputado local, ni menos como alcalde, ofreció resultados positivos. Su administración se caracterizó más por los rumores de la construcción de un amplio salón de su propiedad a la orilla de la Laguna del Chapayán, con la sospecha de afectar y contaminar el vaso lacustre.
Sin obras de referencia que lo destaquen en la historia del municipio, ya como ex alcalde Pedro Carrillo se agazapó mientras un grupo de contadores lo ayudaban en el intento por ‘cuadrar’ las cuentas públicas de su trienio, siempre bajo la sombra de presuntas irregularidades y todavía no aprobadas por el Congreso del Estado.
Mientras ‘cuadraba’ el relajo financiero de su gestión, se sabe que se dedicó a comprar propiedades: un predio muy cerca del Palacio Municipal, una casa muy bien puesta en el Fraccionamiento Los Encinos (que sólo usa los fines de semana) y hasta la instalación de un gimnasio en un predio que se encuentra en la colonia Revolución Verde de Altamira, a nombre de su hija.
Aún así tuvo el sueño guajiro de ser candidato a la diputación federal por el Distrito Siete. Hasta se destapó con una declaración. Pero nadie le hizo caso. Ni en los más altos mandos del poder (DF y Ciudad Victoria), ni en las colonias populares y los ejidos de Altamira. Al contrario: muchos se carcajearon.
Ahora, Pedro Carrillo Estrada quiere repetir la historia. Entre sus pocos cuates, afirma que buscará la nominación a la alcaldía de Altamira. Dice que quiere regresar, perdón, volver. Por supuesto, algunos lo escuchan y, luego, cuando ya no están con él, se carcajean. Es una risa colectiva. Nadie lo toma en serio. El ex presidente municipal se convirtió en una caricatura.
Así, por más que ahora convoque a cabalgatas con un invitado estelar, nada le va a redituar. Ni siquiera en ese triste y lamentable intento por desprestigiar su propio apellido, en una jugada supuestamente política que lo revela tal cual: un tipo sin calidad moral.
GERMAN LE TEME A CHUCHO
Y ahora resulta que Germán Pacheco ya no quiere que haya elección por la presidencia del PAN en Tampico. ¿Qué tal?
El personaje a quien se le acaban sus días de gloria como diputado federal ya no quiere queso, sino salir del atolladero en que lo metió ‘la parejita’ de María Elena Figueroa Smith y Gerardo Villaseñor Montes con la desastrosa campaña electoral que realizaron semanas atrás.
Después de haber presionado para que Sergio Meza López saliera de la dirigencia local, ahora Germán Pacheco y su grupo ya no quieren que se vaya. Por lo visto, ‘los pachequistas’ ya se dieron cuenta que tienen perdida la elección por la presidencia del PAN en Tampico.
En cuestión de días, Chucho Nader les volteó el escenario. Y eso que todavía no opera en serio. ¡¡¡Orale!!!
EL GOBERNADOR EN ALTAMIRA
Egidio Torre Cantú, gobernador de Tamaulipas, estará hoy en Tamaulipas. Primero, inaugurará los Talleres TICSA, situados en el Parque Tecnia. Es una inversión que asciende a 3.5 millones de dólares en su primera etapa. Es una empresa ligada al ‘boom’ petrolero y energético que viene.
El mandatario estatal colocará además la primera piedra del Centro de Entrenamiento de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción. La inversión asciende a 28 millones de pesos. Con los constructores, se realizará una comida privada.
Más tarde, Egidio Torre Cantú, acompañado del alcalde Armando López Flores, cortará el listón inaugural de varias calles pavimentadas, así como de obras hidrosanitarias. En estas obras se invirtieron poco más de 17 millones de pesos.




