6 diciembre, 2025

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¿A que le temen maestros?

Radar Político

Hace algunas semanas unas jóvenes estudiantes procedentes de Tampico, me hicieron una amplia entrevista sobre mi trayectoria personal, familiar y profesional. Y también me pidieron una opinión sobre varios temas, entre ellos la educación pública.

Sobre la educación, expuse que era bastante pobre y en algunos casos mediocre, al grado que hay alumnos que van en tercer grado de primaria y no saben leer y tienen serios problemas de comprensión. No dominan las operaciones básicas de la aritmética: Sumar, restar, dividir y multiplicar.

Al abordar este tema que me apasiona, les dije que yo me sentía un hombre privilegiado, porque en mi educación primaria, que curse en la escuela Modelo, recibe la enseñanza desde el primero hasta el sexto grado, de grandes y extraordinarios maestros, que se desempeñaban al frente del pizarrón con pasión y con vocación.

Recuerdo que mis compañeros y su servidor terminamos el primer grado de primaria y sabíamos leer y escribir.

Lamentablemente con el paso de los años y un sindicalismo mal entendido, que contó con la complicidad de los llamados gobiernos revolucionarios, la educación en México se fue degradando, porque al Magisterio empezaron arribar personas sin vocación y sin la preparación indispensables, porque como una conquista sindical, se empezaron a heredar las plazas.

Y aquellos maestros que no tenían a quien heredar sus plazas, simplemente las vendieron al mejor postor, con el respaldo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y la Secretaría de Educación Pública.

Hago esta referencia de la educación de hace 50 años, con la actual, con motivo de la manifestación de protesta que ayer hicieron un grupo de maestros de Matamoros, que se oponen a la reforma educativa, que establece como obligatoria la evaluación periódica y quienes reprueben tres veces perderán sus plazas.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación la semana pasada emitió un veredicto, que establece que es procedente que los maestros que reprueben, pierdan sus plazas y el Sindicato no podrá intervenir.

El martes pasado, la misma autoridad, dijo, no es inconstitucional que los maestros pierdan su plaza si faltan a sus labores tres días consecutivos o escalonados durante un mes.

¿A que le temen los maestros que se oponen a la reforma educativa?

Es evidente temen a perder sus privilegios de los que han gozado por años, entre los que podemos destacar los siguientes: No trabajar, bajo la bandera de estar comisionado y cobrar puntualmente; ascender a puestos de mando para tener mayores ingresos, sin tener méritos; no asistir a clases cuantas veces les venga en gana, recibiendo íntegramente su salario.

Los maestros temerosos de la reforma educativa, protestan, porque ahora sus puestos no será de por vida hasta que se jubilen, sino que tendrán que ganarse ese privilegio.

En un colegio particular, un maestro que falte continuamente a sus clases, que no cumpla con sus horarios, que no responda a los niveles de aprovechamiento, simplemente es despedido, le dan las gracias y liquidan de acuerdo con la Ley.

Ese por ese motivo, que algunos colegios privados, no todos, gozan de la preferencia de los padres de familia para que sus hijos sean educados.

Insisto, no todos los colegios tienen ese prestigio, porque hay muchos que son un fraude, también gracias a la complicidad de la Secretaría de Educación Pública.

Los maestros que están conscientes de la gran responsabilidad que tienen en la educación de miles de niños y adolescentes, no tienen porque tener temor la reforma, al contrario deberían de tomarla como un reto y capacitarse para decir con orgullo yo soy maestro y cumplo.

Ojalá y que eso se pueda lograr en el mediano plazo, por el bien de nuestra niñez y de los propios maestros, porque en ellos descansa que México tenga una mejor educación.

A quienes se oponen a la reforma educativa, les recomendaría que leyeran el libro «Cuentos Chinos Latinoamericanos» de Andrés Oppenheimer, que expone con mucha crudeza los sistemas y niveles educativos de Latinoamerica y hace comparativos con los de Europa y Asia, donde uno se da cuenta del profundo atraso que padece México.

De acuerdo con Oppenheimer, Holanda es el país con la mejor educación del mundo, cuando todos hubiéramos pensado que es Estados Unidos. Revela que cuando preguntó a las autoridades de ese país, cual era el secreto para tener la mejor educación, le respondieron que eran tres secretos.

¿Cuales? pregunto. La respuesta fue, Maestros, Maestros y Maestros. En dicho país para ingresar a la carrera de maestro, la primera prueba es que hayan terminado su educación básica y de bachillerato con calificación de diez.

Todos los interesados en cursar la carrera de maestro tienen que hacer un examen de admisión y solamente entran los que califiquen con diez.

Y solamente reciben la plaza de maestro, los que terminen con calificación de diez.
Finalmente, para ir mejorando sus salarios, los maestros tienen que dar resultados en la enseñanza a sus alumnos.

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