BRUSELAS, Bélgica.— La zona euro examinó ayer las nuevas propuestas de Atenas para obtener una ayuda financiera y evitar un Grexit (salida de Grecia de la zona euro), que fueron recibidas con escepticismo en Alemania y con ansiedad en Francia después de que el país entrara en default con el Fondo Monetario Internacional.
Atenas confirmó el envío el martes a sus acreedores de “una nueva propuesta con una serie de modificaciones” a la formulada por éstos, acompañada de una carta del primer ministro Alexis Tsipras a la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI.
El objetivo, dijo el gobierno, es encontrar una “solución recíprocamente beneficiosa” que permita salvar la financiación del país, en default con el FMI desde el martes.
“Hay que ser claros, el acuerdo debe ser inmediato”, afirmó ayer el presidente francés, François Hollande.
Pero en Berlín el tono es otro. El ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble, pidió a Atenas “clarificar sus posiciones” antes de eventuales negociaciones considerando que por ahora “no hay base” para conversaciones serias.
“Todo ello no constituye una base para debatir medidas serias”, declaró Schauble, conocido por su absoluto apego a las normas. “Es por eso que Grecia debe clarificar sus posiciones sobre lo que realmente quiere, y luego hablaremos de ello”, dijo.
Otro plan de ayuda
La propuesta enviada por Atenas fue tratada por los ministros de Finanzas de la zona euro en una teleconferencia.
En ella pide un préstamo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE, el fondo de rescate de la zona euro) de unos 30 mil millones de euros de aquí a 2017, para cubrir las necesidades de financiamiento del país.
Esto constituiría un tercer plan de ayuda, luego del que recibió Grecia en 2010 y en 2012. Este último llegó a su fin el martes a la medianoche, junto con el vencimiento impago al FMI de mil 500 millones de euros, que convirtió a Grecia en la primera economía avanzada en caer en moratoria con la institución.
Atenas propone igualmente que se aplique a partir de septiembre la reforma del sector del empleo, restableciendo las convenciones colectivas, suprimidas como parte de las medidas de austeridad de los últimos años.




