MÉXICO, D.F.- El próximo mes, Dafne Almazán Anaya, de 13 años, se convertirá en la psicóloga más joven del mundo al concluir sus estudios superiores a distancia en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (Itesm).
Esta niña mexicana viene de una familia de superdotados. Su hermano Andrew, ahora de 20 años, fue el primer “niño genio” que se conoció en México cuando a los 12 años comenzó a estudiar una carrera en este país; también está su hermana Delanie, de 17 años.
Dafne terminó la primaria a los 6, un año después la secundaria, cursó la preparatoria en dos años y a los 10 empezó la universidad, la cual está a punto de culminar. Además habla español, inglés, francés, latín y chino mandarín.
Recientemente, la revista de negocios Forbes la incluyó en su lista de las 50 mujeres más poderosas de México, algo que califica de “impresionante”. “Me dijeron que porque mi caso era inspirador“, aclaró la niña genio.
Ahora, Almazán Anaya prepara su examen de admisión para hacer una maestría y ya piensa en el doctorado.
“Todos estos conocimientos me van a servir para ayudar a los niños superdotados, que es en el ámbito al que me quiero dedicar. Quiero que mi historia abra nuevas puertas a los niños y romper mitos de que no tenemos infancia”, declaró Dafne al portal de noticias BBCMundo.
Pese a que estudia 12 horas por día, tiene tiempo para llevar adelante una vida de una niña de 13 años normal. O casi.
“No por el hecho de estar en la universidad significa que no puede seguir divirtiéndome, entonces cuando vienen mis amigas, vemos películas, platicamos, jugamos, actividades normales“, explica.
Pero eso es cuando no está estudiando su licenciatura, haciendo taekwondo —ya es cinturón amarillo— pintando al óleo o tocando el piano, o dando clases de chino mandarín a niños superdotados.
A ese nivel llega Almazán Anaya.
Ayuda a algunos de los 250 alumnos del Centro de Atención al Talento (Cedat), una institución fundada por sus padres con el objetivo de asistir a niños y jóvenes con sobrecapacidad intelectual en México.
“A algunos se les dificulta cómo escribir los caracteres o como pronunciar, entonces decidí ayudarlos“, cuenta Dafne, quien además disfruta “ver cómo están aprendiendo”.
Almazán Anaya tiene claro el rumbo: “Todavía falta pero cuando haya acabado el doctorado me gustaría dar clases a los niños, me gusta mucho enseñar a los niños“.
Y aunque nunca pisó el aula de una escuela normal, no se siente mal por ello.
Con información de 24 Horas.