OLDHAM, Reino Unido.- ecundación in-vitro es una técnica de fertilidad muy común y aceptada hoy en día, cada año nacen un millón de niños por medio de este procedimiento en todo el mundo. Sin embargo, esto ni siempre fue así. Hace 37 años el mundo amaneció con la impactante noticia de que el primer bebé concebido fuera del útero de una mujer había nacido en perfecto estado de salud en Oldham, Reino Unido, ¡y era una niña!.
Sus padres, Lesley y John Brown, no cabían de emoción. Habían intentado embarazarse durante 9 años sin éxito alguno debido a que Lesley tenía problemas en las Trompas de Falopio, por lo que cuando los especialistas en fertilidad Patrick Steptoe y Robert Edwards les propusieron formar parte del experimento no lo dudaron ni un segundo.
Sin embargo, el nacimiento de la pequeña Louise Joy no fue bien recibido por todos. Diversos sectores de la sociedad, tanto religiosos como científicos, expresaron su rechazo a un método que consideraron no ético y hasta peligroso. Incluso varios meses después del feliz acontecimiento, los Brown seguían recibiendo correspondencia negativa de personas que vivían incluso al otro lado del mundo. Algunas de esas cartas estaban cubiertas de sangre falsa, frases amenazadoras y hasta llegaron a recibir un tubo de ensayo de vidrio roto con un feto de plástico dentro a manera de burla.
Al correr de los años, el desarrollo físico y cognitivo de la ‘bebé probeta’, como le comenzó a llamar la prensa, demostró ser saludable. Sus padres intentaron que llevara una vida normal , aunque su infancia siempre estuvo bajo el escrutinio del público y tuvo que pasar por múltiples revisiones médicas para comprobar que la fertilización in-vitro era tan segura como la natural.
Louise llegó a confesar que hasta los 10 años siempre se sintió diferente debido a su origen, algo que afortunadamente fue olvidando conforme surgieron más y más niños concebidos de la misma manera. De hecho, cuando su hermana Natalie nació 4 años después, ella ya era la cuadragésimo ‘bebé probeta’ del mundo.
Actualmente Louise está casada, tiene dos hijos (concebidos de la manera tradicional) y lleva una vida común y corriente en Bristol, Reino Unido; pero siempre será recordada como la niña que trajo esperanza a cientos de mujeres en el mundo que, ya sea por razones de salud o por haber aplazado su maternidad, se enfrentan con problemas de infertilidad.
Con información de Terra