CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- En Victoria fallecen unas 150 personas al mes cuyas familias deben enfrentar además del duelo, el papeleo burocrático para poder darle cristiana sepultura, dado que no existe la cultura de anticipar la compra de servicios funerarios.
Los trámites varían según la causa de muerte, pero en general implica visitar más de cuatro instancias oficiales porque casi nadie planea la parte final de la vida.
Pero no sólo las personas carecen de previsión ya que el gobierno no ha concretado los proyectos de crear nuevos panteones que cubran la demanda de una población en crecimiento, aunque sí cobra un impuesto de 800 pesos por morirse.
Los que entran al quite son los tres panteones particulares que hay en la ciudad, aunque aquí hay que hacer un gasto que va de los 17 mil a los 100 mil pesos, según el tipo de servicios funerarios que se puedan pagar.
Estos negocios llegan a enfrentar una sobre demanda en los meses de diciembre y enero que es la época en que más gente fallece y apenas dan abasto a las solicitudes.
Patricio Urbina, gerente general de la empresa Panteones del Refugio, dijo en entrevista que en esta localidad fallecen al año unas 3 mil 800 personas, de este número el 60 por ciento muere en invierno teniendo como primeras causas las enfermedades respiratorias y los accidentes automovilísticos.
Informó que esta cifra es aproximada ya que no existe una estadística real debido a que Tamaulipas es de los pocos estados del país cuya Ley del Registro Civil no exige a la población notificar las defunciones de sus familiares.
Comentó también que todos los servicios funerarios que hay en la ciudad, llegan a enfrentar dificultades de espacio en la época de invierno que es cuando más gente muere.
La empresa cuenta con cuatro capillas de diferente nivel económico y entre éstas, las de la competencia y el DIF, hacen esfuerzos para otorgar el servicio.
Para el proceso de embalsamamiento se tienen productos de larga duración que permiten mantener un cuerpo en buen estado hasta por 30 días.
Otros sirven para restaurar rostros de aquellos que sufrieron accidentes o como en el caso de las víctimas de la inseguridad que son reconocidos por sus familiares en el SEMEFO cuando ya pasaron varias semanas del deceso.
No en todos los casos se logran buenos resultados porque los hay que llevan meses y hasta más de un año en el servicio forense.
“En estos casos tratamos de convencer a los deudos de cerrar el ataúd, les ofrecemos un tripié y les sugerimos traer una fotografía del difunto para que lo recuerden así y que sea menos doloroso”.
Dijo también que una de las particularidades en esta zona del país, es que la gente prefiere inhumar a sus muertos, contrario a lo que sucede en entidades del centro donde el 80 por ciento de los deudos opta por la cremación.




