MATAMOROS, Tamaulipas.- Desinformación y hasta creencias religiosas que prevalecen en un gran sector de la población, como suponer que la insulina provoca ceguera y que la diabetes es una “tradición” familiar a la que están irremediablemente condenados, complican el diagnóstico y tratamiento oportuno de esta enfermedad.
Al referirse a lo anterior, Sol Zenith González Mendoza, responsable del Programa de Salud del Adulto y Adulto Mayor de la Jurisdicción Sanitaria número tres, expresó que, en otros casos, persiste la convicción en padres de familia de que es preferible que sus hijos estén “gorditos” porque lo entienden como sinónimo de salud, a que estén con un peso menor, acorde con su masa corporal.
La especialista asegura que estas creencias complican la adecuada atención de las personas que desde niños resienten los efectos del sobrepeso y obesidad y en la adultez la diabetes.
Hizo alusión a que en familias en las que la diabetes ha estado presente en muchos de sus integrantes se argumenta que “es una tradición en la familia y pues no hay nada qué hacer, todos vamos para allá”.
Sin embargo, González Mendoza expone que ni la insulina causa ceguera ni debe asumirse una actitud de resignación ante la enfermedad.
“El sector Salud tiene los recursos necesarios para ofrecer a estas personas una mejor expectativa de vida siempre y cuando acudan a tiempo con el médico, hagan su parte con una dieta saludable y ejercicio todos los días”, externó.
Manifestó que tener padres diabéticos aumenta al cincuenta por ciento la predisposición a padecer diabetes, por lo que desde los 25 años o antes se debe hacer el primer examen para detectar la enfermedad y así todos los años.