Corría la segunda mitad de la gestión del entonces Gobernador del Estado, Eugenio Hernández Flores.
En una reunión oficial en la sala de juntas de Palacio de Gobierno, se discutían opciones para reducir el gasto público. Todos daban opiniones en ese sentido.
En un momento dado, un funcionario de la Secretaría de Finanzas recomendó que los secretarios dejaran de utilizar aviones para trasladarse a sus giras de trabajo.
Si se movían en camionetas o coches, podría ahorrarse una bonita cantidad de dinero, apuntó.
El Gobernador volteó a ver al de la voz y en tono seco respondió:
–Ningún Secretario va a dejar de usar el avión. ¿Sabe lo que puede provocar que llegue tarde para tomar una decisión?… ¿Sabe que esa diferencia puede significar perder patrimonios y hasta vidas?
El pasaje viene a colación por una nota publicada en un periódico de Monterrey, que es como decir Nuevo León.
En esa vecina entidad, de acuerdo al medio, el gobierno estatal ha gastado en promedio, durante el curso de la actual administración, 557 mil pesos diarios en operaciones de su flotilla aérea. Al mes, más de 16 millones de pesos, al año, más de 200 millones de pesos. La cifra impacta, sin duda alguna.
Ciertamente son números casi dramáticos. Pero esa certeza se genera sólo si se visualizan a la única luz del gasto, como lo maneja el diario que manejó esa información. Falta conocer el otro rostro. El del beneficio, aunque muchos duden que pueda existir.
¿Se puede cuantificar cuántas decisiones se han tomado en forma oportuna, gracias a ese gasto, para mejorar la seguridad pública, construir obras de beneficio común, dinamizar la economía de una región e inclusive hasta para salvar vidas?
Sin duda deben existir abusos, pero esa erogación en vuelos de jets, turbohélices, avionetas y helicópteros incluye muchísimas acciones en emergencias climatológicas, en rescates de heridos y en transporte de alimentos y medicamentos. También en movilización de funcionarios públicos que resolvieron
problemas, como también sucede en Tamaulipas, en localidades casi inaccesibles, que de otra manera hubieran esperado días o semanas si se hubiera elegido el transporte en tierra e inclusive a lomos de caballo.
Sí. El gasto en vuelos del gobierno nuevoleonés es casi brutal. Pero más dramático sería estar hablando de pérdidas humanas por un asunto de pesos y centavos…
UN BUEN DESEO
Ayer, la estructura del PRI mostró en Tamaulipas el viejo pero revitalizado músculo de la unidad, para cerrar filas en torno al liderazgo de Manlio Fabio
Beltrones en su jerarquía nacional.
Nadie puede dudar que el tricolor se ha oxigenado con la llegada del sonorense.
Nadie puede negar que la experiencia y habilidad política de su nuevo dirigente formal es lo mejor que le pudo haber sucedido al Revolucionario Institucional.
En ese marco, sólo queda un buen deseo que expresarle a los priistas y al propio Manlio Fabio:
Ojalá que el canto de las sirenas no lo maree. Ojalá que las fanfarrias y tambores que resuenan en todos los rincones de ese Partido no lo hagan despegar los pies del piso. Ojalá que haya alguien cerca de él que le diga al oído: Recuerda que eres humano…
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