Como antes se apostó a que en su visita a Tamaulipas Manlio Fabio Beltrones enviaría una señal sobre quién es el elegido para ser candidato del PRI a la gubernatura, ahora se insiste en que el presidente Peña Nieto trae consigo la noticia más esperada por la clase política local.
Igual que en el caso del dirigente nacional tricolor, es muy probable que mañana no ocurra nada en Reynosa cuando el mandatario inaugure la nueva clínica del IMSS, motivo oficial de su visita.
Claro que los adivinadores profesionales se esmerarán para detectar en cada gesto, palmada o abrazo, una seña inequívoca de que el favorito es tal o cual de los diputados federales que seguramente participarán en el evento como invitados.
Lo que se sabe es que por su posición, de los aspirantes estarán presentes Edgar Melhem, Alejandro Guevara Cobos, Baltazar Hinojosa y “Paloma” Guillén. En cambio, uno supondría que no hay motivo para que acudan Alejandro Etienne, Enrique Cárdenas y Marco Antonio Bernal.
Pero tampoco puede negarse que el motivo de la visita de Peña Nieto a Tamaulipas parece pobre si se considera que durante tres años el presidente ha limitado su presencia en el estado.
Nadie puede desdeñar asimismo el hecho de que el mandatario llega al territorio tamaulipeco en el momento de mayor efervescencia política de los últimos tiempos. Pensar que el presidente ignora ese contexto es pecar de ingenuo, por lo que seguramente en algún momento de privacidad con el anfitrión Egidio Torre Cantú -que seguramente lo habrá- forzosamente tendrá que hacerse referencia al tema de la sucesión.
Si a raíz de ello habrá una definición o no, es precisamente lo que está en duda.
Como sea, la visita del presidente solo puede tener dos posibles consecuencias: la certeza de quién será el candidato priísta a la gubernatura de Tamaulipas, o la prolongación de una espera que de por sí ya tiene a muchos al borde de un colapso de nervios.




