Lo peor, vendrá a partir de marzo próximo.
El Presidente Enrique Peña empezó a concretar en este año uno de sus compromisos más recientes. Tal vez es el más doloroso y por lo tanto también uno de los más complicados. Se trata de reducir la obesidad en el gasto corriente federal, en el renglón más sensible: la nómina.
Implica su cumplimiento no sólo una fría medida administrativa, porque sus alcances van más allá de una simple visión gerencial para ahorrar recursos y calan profundamente en un tema ultra delicado, que es la supervivencia de decenas de miles de familias.
En esa especie de purga laboral, cuyas primeras consecuencias en Tamaulipas afectan ya a las diversas delegaciones de las Secretarías y dependencias integrantes de ese orden de administración gubernamental, no habrá excepciones, aseguran, porque se busca, en teoría, abatir ese egreso sin sacrificar la eficiencia y productividad.
¿Es buena o mala esa depuración?
Como en todo, la decisión disfruta luces y padece sombras. En ese contexto, hay servidores públicos que casi bendicen a Peña Nieto y hay otros que lo quieren crucificar.
Se entiende el beneplácito de los primeros. En ese grupo se incluyen quienes ya están en condiciones de recibir su jubilación o están a un paso de lograrlo, lo cual significa que recibirán una jugosa cantidad por el inesperado despido sin afectar su pensión. Para ellos es un bono de salida con el cual ni siquiera se atrevían a soñar.
Pero el otro grupo piensa muy diferente. En él se incluyen muchos hombres y mujeres que apenas tienen unos años en sus centros de trabajo y confiaban en una jubilación futura. Ahora, con hijos en universidades, hogares hipotecados y deudas amontonadas en diversos bienes, enfrentan un panorama incierto que no podrán resolver con una indemnización que a lo mucho les permitirá vivir con dignidad un año o dos, según el monto de la misma. Y después, el viacrucis.
Sin duda este adelgazamiento de la nómina federal es una acción que deja atrás el perfil de necesaria y se aloja en el de indispensable, pero hacer que un padre o madre de familia acepte que su proyecto de vida se corte de un plumazo, es una tarea sumamente complicada.
Por ahí ya suena el rumor de reacciones orquestadas por intereses políticos, que podrían reventar en movimientos populares de rechazo. Cuidado, una medida de salud financiera podría convertirse en un motivo de inestabilidad social, aunque por el momento el rango alto de los despedidos ha impedido que “prenda” esa posibilidad.
¿Por qué en marzo se anticipa un panorama peor?
Porque hasta ahora el filtro sólo ha afectado a cuadros de mando medio y superior, pero al terminar el primer trimestre de 2016 la barredora ampliará sus acometidas y llegará a niveles inferiores. A las trincheras, donde más duele el bolsillo.
Será entonces, cuando surgirán los verdaderos problemas…
DOS RAZONES
Ayer, Marco Antonio Bernal “hizo punta” en la reanudación de actividades de los aspirantes a candidatos a gobernador en Tamaulipas, por el PRI.
Confiado, sonriente y afable, Marco parece un buen ejemplo de quien ya conoce qué sucederá. Es aquel de quien se dice que no se preocupa por dos razones: si es el elegido no tiene que hacer nada más.
Y si no es… ¡tampoco!…
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