MÉXICO, D.F.- Evitar una nueva fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán es la máxima prioridad del gobierno de México en estos momentos y por eso el preso está siendo cambiado constantemente de celda en la cárcel de máxima seguridad en la que se encuentra recluido y que es la misma de la que se escapó hace seis meses a través de un túnel de 1.5 kilómetros que conectaba su baño con el exterior.
El vocero del gobierno, Eduardo Sánchez, dijo que El Chapo había sido trasladado ocho veces de una celda a otra en el penal Altiplano desde que ingresó la noche del viernes, horas después de su captura en Sinaloa.
La prisión cuenta ahora con un sistema de vigilancia por video 24 horas al día que permite observar todos los sectores de la celda del narcotraficante.
La celda de la que se escapó en julio pasado tenía un punto ciego junto en la ducha, que estaba fuera del alcance de las cámaras y que era donde desembocaba el túnel por el que escapó.
Las autoridades dijeron entonces que ese punto ciego era para proteger la privacidad de los reos pero la divulgación de un vídeo en el que se ven los minutos previos a la fuga y se observa al preso ir y venir en su celda, asomarse por la ducha y cambiarse de zapatos suscitó gran polémica, pues evidenció que los funcionarios de seguridad tardaron demasiado en dar la señal de alarma y porque parecía impensable creer que los ruidos de construcción del túnel no hubieran alertado a los guardias.
Para evitar una situación similar ahora “se le está cambiando de celda sin patrón”, dijo Eduardo Sánchez. “Puede pasar horas o puede pasar días en una misma celda”.
La Comisión Nacional de Seguridad informó que se habían realizado mejoras en el penal, se había establecido “un riguroso esquema de supervisión” bajo mando directo del comisionado Renato Sales y hubo una “actualización de la tecnología en el ingreso del personal que labora, de las visitas y de la misma población penitenciaria”.
No obstante, las autoridades no han querido explicar por qué se eligió de nuevo esta cárcel de máxima seguridad para internar al capo, máxime cuando Guzmán tiene sus planos y, más allá de las personas que fueron relevadas y están sujetas a investigación por complicidad en la fuga, conocía los turnos, costumbres y al personal del reclusorio.
En el exterior, continúan las obras de infraestructura en torno a la cárcel y hay una presencia muy discreta de fuerzas de seguridad federales.
La fuga de Guzmán de julio fue la segunda de su historia. La primera tuvo lugar en 2001 de una cárcel muy similar en el estado norteño de Jalisco y también de máxima seguridad.
Ambas fugas dejaron constancia del poder de corrupción que mantenía el líder del cártel de Sinaloa pese a estar preso ya que escapes tan espectaculares hubieran sido imposibles sin la complicidad de funcionarios públicos.
Las autoridades mexicanas dicen estar dispuestas a extraditarlo y ya comenzaron los trámites para hacerlo pero afirman que el proceso puede demorarse en torno a un año.