13 diciembre, 2025

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Confesionario

Somos la burla…

Confesionario

En el TP1 que llevó al Presidente Enrique Peña Nieto hasta el otro lado del mundo, a Suiza y Arabia, viajaban, además de su comitiva, dos elementos que revelan la realidad del país: la embriaguez por la re aprehensión de Joaquín El Chapo Guzmán y la burla mundial por la detención de Humberto Moreira.

Así es mis queridos boes, en este México surrealista que nos receta la clase política es posible que los gobernantes festejen y se autodenominen héroes por recapturar a un capo que ellos mismos habían dejado escapar.

Eso ya era suficiente para estar en boca de todos, el #misioncumplida en el Twitter de Peña Nieto de inmediato fue motivo de escarnio, no podía ser de otra forma, porque la vuelta de El Chapo a la cárcel no era uno de sus compromisos de campaña, porque era su obligación y la de los suyos no permitir que se fugara.

El #misioncumplida se convirtió en un artefacto de burla de los críticos del sistema peñista que tiene al país en iguales o muy similares condiciones de inseguridad que cuando llegó al poder con la promesa de regresar tranquilidad, lo mismo que para fustigarle por el histórico precio del dólar que ha comenzado a echar del país a decenas de empresas y empleos.

La salida a la otra parte del mundo parecía que le traería al presidente el descanso merecido tras la ‘victoria’ autoproclamada con la detención de Guzmán Loera, serviría el viaje para seguir abriendo las botellas de champagne y dejar atrás a los detractores, a los que nada les gusta.

Pero a la nave de la comitiva, se subió también el tema de la captura en España de Humberto Moreira, no cualquier priista, no cualquier político.

El ex gobernador de Coahuila fue dirigente nacional del PRI, pero no cualquier presidente del tricolor, fue el que le limpió el camino a Peña Nieto para que llegara sin problemas a la candidatura que a la postre lo convertiría en presidente de este país.

Moreira, el que por aquellos años tenía cara de amigo entrañable del presidente, cara de futuro secretario de estado, respetado en cada rincón del país por la grey priista.

Acá en Tamaulipas todos se le cuadraban, sus visitas eran todo un acontecimiento de baile y seducción. Eugenio Hernández Flores le servía de chofer y Ricardo Gamundi Rosas; entonces el primero gobernador y el segundo dirigente del PRI estatal presumían que el poderoso líder nacional se los llevaría a las grandes ligas de la política nacional.

Moreira seducía hasta a muchos periodistas que al unísono escribieron loas a su personalidad arrolladora y al futuro promisorio que le adelantaban.

Pero el ‘karma’ llegó, varios trabajos periodísticos dieron cuenta del desfalco multimillonario sobre las finanzas de Coahuila, unos 3 mil millones de pesos.

Se estaba terminando el gobierno panista de Felipe Calderón y la embestida contra Moreira fue inscrita como ataques políticos que en plena campaña lograron apenas ‘tumbar’ al ex gobernador, quien bien listo dejó en su lugar a su hermano Rubén para cubrirle las espaldas y los millones desaparecidos.

Peña Nieto ganó la elección y Moreira se convirtió en ‘inocente’, al menos en el país.

Lo más que la presión azul logró con la ayuda de los Estados Unidos fue encarcelar a Javier Villarreal quien no pudo comprobar millones de dólares en propiedades adquiridas en Texas. Su jefe gozaba para entonces de cabal salud.

Además de presumir el estómago de ‘lavadero’ en las redes sociales, Moreira parecía echarnos en cara su nueva vida en Barcelona, a donde supuestamente se fue para estudiar un master.

Solo volvió públicamente cuando el ‘karma’ le recetó tal vez la peor de las jugadas: la ejecución de su hijo a manos de la delincuencia organizada.

Vimos entonces a Moreira furibundo, no era para menos, el hijo había muerto con dos balazos en la cabeza, en el estado que él gobernó, en el estado donde él rechazó la lucha contra la delincuencia calificándola de: la absurda guerra de Calderón.

En el estado en el que el día del asesinato gobernaba su hermano Rubén.

Despotricó contra todos, contra su propio hermano y las instituciones. Para entonces ya estaba solo, únicamente le acompañaba la impunidad que se había ganado con la victoria de su amigo en la presidencia de la república.

Con la impunidad como pasaporte el ex dirigente nacional tricolor iba y venía entre México y España, hasta que el viernes le expiró y a su llegada al aeropuerto de Barajas la Policía Nacional le puso bajo arresto y aprovechó para burlarse del gobierno mexicano con el hastag #misioncumplida.

Lavado de dinero, organización criminal y demás, son los cargos que allá donde no gobiernan sus amigos le podrían significar 11 años de prisión.

Ayer se supo que la justicia española le detuvo bajo pedido de Estados Unidos, quien parece estar usando este caso para presionar al gobierno de México para que les entregue a El Chapo Guzmán.

Moreira está solo, en el PRI de Manlio Fabio Beltrones no atinan más que a decir que no tienen datos suficientes para fijar una postura, mismo rezo de EPN.

En síntesis, a los mexicanos, que somos la burla en el mundo, nos tiene que decir la justicia española y la gringa hasta quienes nos robaron porque acá ser un delincuente mayor parece ser una virtud.
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