5 diciembre, 2025

5 diciembre, 2025

Oposición: De «fantasma» a amenaza real

El PRI busca la gubernatura frente al PAN mejor posicionado de su historia en la entidad, según las encuestas, en el proceso electoral más vigilado hasta ahora

Hasta antes de la elección por la gubernatura en noviembre de 1992, la oposición en Tamaulipas era prácticamente inexistente.

Hoy las cosas son muy diferentes: el PRI asiste a la elección por la gubernatura del estado frente a un PAN que se encuentra en el mejor momento de su historia política en la entidad, según señalan las encuestas.

Como nunca antes, la posibilidad de la alternancia política y democrática en las urnas es real. El Revolucionario Institucional está sentado cerca de un barril de pólvora en la elección de 2016, en un proceso electoral que será el más vigilado en la historia moderna y con reglas nuevas.

Pero todo comenzó hace 24 años, en 1992: Fue Jorge Cárdenas González, hermano del ex gobernador priista Enrique Cárdenas González, quien le puso sabor al caldo electoral en el estado y si bien apenas alcanzó el 25 por ciento de la votación, fue la primera vez que el PAN, en alianza con el PRD, causó bastante ruido en las urnas tamaulipecas.

Eran los tiempos del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, el presidente tecnócrata que en su intento por modernizar la economía mexicana e incrustarla en la tendencia de la globalización rompió con los grupos sindicales que formaban parte del viejo corporativismo priista.

También eran los tiempos en que el Partido Acción Nacional ganaba sus primeras gubernaturas: en 1989, Baja California Norte, con Ernesto Ruffo Appel; y en 1992, Chihuahua, con Francisco Barrio Terrazas.

‘Los Bárbaros del Norte’ que cimbraron el sistema político en la década de los ochentas tras la aguda y brutal crisis económica que se cocinó tras los desaciertos y frivolidades del sexenio lopezportillista, comenzaban a llegar al poder de los estados en los noventas. La transición democrática mexicana se encontraba en marcha.

Eran los tiempos en que Tamaulipas vivió la estrepitosa caída de los máximos imperios sindicales a manos del salinismo: Joaquín Hernández Galicia, alias ‘La Quina’, en el sur de Tamaulipas; Agapito González Cavazos, jerarca cetemista en Matamoros y Pedro Pérez Ibarra, de Nuevo Laredo, debacle a la que también se uniría poco después Diego Navarro Rodríguez en Tampico. La convulsión del sistema político estatal apenas iniciaba.

Muchos de los que resultaron afectados con las decisiones políticas neoliberales salinistas comenzaron a militar en los partidos opositores o, por lo menos, a simpatizar con ellos.

De entonces a la fecha, la oposición que representa el PAN ha crecido poco a poco, pero de manera sostenida, sobre todo con triunfos electorales en distintas elecciones en los principales municipios del estado: Tampico, Reynosa, Matamoros, Nuevo Laredo, Mante y Ciudad Victoria.

Precisamente en la capital del estado se registró la primera y contundente victoria electoral de Acción Nacional en Tamaulipas. Sucedió en esa controvertida elección de 1992, cuando el hijo de Jorge Cárdenas González, Gustavo Cárdenas Gutiérrez, ganó la alcaldía de Victoria.

Sentado en la silla de la presidencia municipal victorense, Gustavo Cárdenas (hoy diputado federal y líder estatal del partido Movimiento Ciudadano) se convirtió en la molesta e incómoda piedra en el zapato de Manuel Cavazos Lerma, el priista que se llevó la gubernatura tamaulipeca en 1992.

Pero Gustavo Cárdenas fue una molestia menor para la gestión cavacista comparado con la tremenda caída en las urnas que sufrió el priismo en las elecciones intermedias locales de 1995: el PAN ganó las alcaldías de Tampico y Matamoros, con Diego Alonso Hinojosa y Ramón Sampayo, respectivamente.

Para colmo, el PRD volvía a ganar, en alianza de facto con el quinismo, la presidencia municipal de Ciudad Madero con Jorge Sosa Pohl; y Genaro de la Portilla, a través de su esposa Romana Flores, se llevaba la alcaldía de Altamira a través del ahora extinto Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional.

En total, 10 municipios perdidos para el tricolor. La oposición estaba en construcción y en ascenso en un contexto de crisis económica, devaluación del peso y del inicio de una transición que derivaría, cinco años después, en el año 2000, con la llegada del PAN a Los Pinos.

Sin embargo, el PRI es un partido que aprende de sus derrotas. Eso está comprobado. Y si en 1995 sufrió dolorosas caídas en los principales municipios de la entidad, en 1998, cuando la gubernatura de Tamaulipas estuvo en juego, la maquinaria priista arrolló a la oposición.

Con Tomás Yarrington Ruvalcaba como candidato a gobernador, el partido tricolor vapuleó a la oposición y recuperó Tampico y Matamoros, aunque no pudo ganar en Ciudad Madero, donde el PRD, una vez en alianza de facto con el quinismo, volvía a mantener la presidencia municipal.

En esa ocasión, el Revolucionario Institucional obtuvo casi 485 mil votos, es decir, el 53.6 por ciento de la votación total, mientras que el PAN, con Gustavo Cárdenas como aspirante, alcanzó 235 mil sufragios, lo que representaba el 26 por ciento de las boletas electorales.

Pero llegaría el momento en que los analistas tendrían una nueva conclusión de la asistencia a las urnas, sello de la naciente democracia mexicana: cada elección es distinta.

Así, lo que parecía imposible, sucedió: el PRI perdió la presidencia de la república en la elección de 2000 frente al PAN y ese fenómeno de la mercadotecnia política que fue Vicente Fox.

El efecto fue tremendo para el tricolor en Tamaulipas: por primera vez cayó en cuatro distritos electorales federales y estuvo a punto de perder las dos senadurías de mayoría relativa.

En esa elección aparece el nombre del panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca, quien gana la diputación federal por el Segundo Distrito, con cabecera en Reynosa.

De hecho, las diputaciones federales de Reynosa y Tampico serían ganadas por Acción Nacional de manera consecutiva en los procesos electorales de 2000, 2003 y 2006. Fue hasta 2009, cuando el PRI recuperó ambas plazas en la elección federal intermedia.

A partir de 2000, las elecciones se pueden dividir, por sus resultados en las urnas, en las presidenciales y en las locales, las que abarcan la lucha por la gubernatura.

En los procesos electorales donde se encuentra involucrada la disputa por la presidencia de la república, el PAN aumenta de manera considerable su votación.

Mientras que en las elecciones locales, ya sea en las contiendas por la gubernatura y las intermedias por las alcaldías y las diputaciones locales, el PRI es ‘el mandón’ (con excepción de lo que aconteció en 1995, cuando el panismo irrumpió con fuerza en las urnas jaibas y matamorenses).

Incluso, en las elecciones por las diputaciones federales intermedias, el Revolucionario Institucional impone condiciones tal como sucedió el año pasado: contra todos los pronósticos se llevó ‘el carro completo’.

Así es: el PRI ganó las 8 diputaciones federales. Desde Nuevo Laredo (cuyo triunfo parecía imposible) hasta Tampico, el priismo tamaulipeco construyó una victoria que lo llevó a tener la tercer fracción parlamentaria estatal más grande en la actualidad el Congreso de San Lázaro.

Ejemplo de cómo el priismo impuso condiciones en las elecciones por la gubernatura de Tamaulipas fue el proceso de 2004: el candidato fue Eugenio Hernández Flores. Arrasó en las urnas. Si bien su percepción hoy es otra ante ciertos sectores de la sociedad, en ese entonces su imagen política era la de un servidor público joven que, como otros, iba a
cambiar las cosas.

Hace 12 años, el PRI ganó el gobierno del estado con 57 por ciento de los sufragios. Eugenio Hernández sumó un total de 621 mil 692 votos, cifra récord hasta entonces.

Gustavo Cárdenas, quien fue nuevamente el candidato del PAN, fue ‘arrasado’ en las urnas y en la percepción pública.

Sin embargo, las estadísticas son frías y no mienten: mientras que en la elección de 1998, Gustavo Cárdenas y Acción Nacional obtuvieron 234 mil 986 votos, en el proceso electoral de 2004 sumó 105 mil sufragios más para alcanzar una votación de 339 mil 573 boletas cruzadas a su favor durante los comicios. De esa forma, obtuvo el 31.4 por ciento de las preferencias.

La participación del clan de ‘Los Cárdenas’ fue fundamental para que Acción Nacional tuviera el activismo que nunca había tenido en la vida política de Tamaulipas. ‘Los Cárdenas’ marcan un antes y un después en la historia del partido blanquiazul en el estado. Eso no se puede negar.

Se reitera: el crecimiento de la oposición blanquiazul ha sido paulatino, pero constante durante la historia de las campañas y las jornadas electorales en Tamaulipas, incluso con momentos de estancamiento como sucedió en la elección de 2010.

Hace seis años, el candidato panista fue el senador y ex diputado federal José Julián Sacramento, quien fue designado por el propio Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del partido blanquiazul tras un análisis en el que, por cierto, desplazó de la decisión al ahora nominado Francisco Javier García Cabeza de Vaca.

La campaña de José Julián Sacramento nunca despuntó, siempre opacado por la bien estructurada e intensa actividad proselitista del doctor Rodolfo Torre Cantú, candidato priista que se enfilaba firme a la victoria con una tendencia del 60 por ciento de las preferencias electorales, según distintas encuestas.

Lamentablemente, el candidato del PRI fue víctima de la violencia que se desató durante el sexenio calderonista entre los grupos delincuenciales, los que trastornaron la vida política, económica y social del estado.

Su lugar fue ocupado por su hermano, el ingeniero Egidio Torre Cantú. Así, en un clima de duelo, el Revolucionario Institucional alcanzó la mayor cantidad de votos en su historia en Tamaulipas: 678 mil 410 votos.

En cambio, el PAN se quedó con la misma cantidad de sufragios: 339 mil. La campaña blanquiazul no pudo crecer y registró un estancamiento tras años de un registro al alza en las votaciones.

Después de 2010, tres elecciones se han realizado. En la presidencial de 2012, el PAN arrasó y se llevó las dos senadurías y seis de las ocho diputaciones federales. En las locales de 2013, el PRI recuperó el terreno y ganó los principales municipios como Tampico, Reynosa y Ciudad Victoria, aunque Acción Nacional triunfó en Nuevo Laredo y Matamoros con victorias que rondaron los 90 mil votos.

Luego llegó 2015, la elección intermedia federal y se presentó lo que para muchos parecía imposible: un ‘carro completo’ del priismo en la etapa de la plena democracia mexicana.

En 2016, los sondeos de opinión pública indican que el candidato del PAN es más conocido, pero las propias encuestas señalan que el PRI es el partido más consolidado y fortalecido.

Con los principales candidatos designados y ya registrados en esta semana, Baltazar Hinojosa Ochoa por el Revolucionario Institucional y Francisco Javier García Cabeza de Vaca por Acción Nacional, la elección por la gubernatura de Tamaulipas se encuentra lista.

Otro aspirante llamará la atención: Gustavo Cárdenas Gutiérrez, cuyo nombre es determinante en el relato del crecimiento de la oposición política en la entidad. Será el candidato del partido Movimiento Ciudadano.

Y todos los pronósticos coinciden que será la elección más disputada de la historia por el poder del gobierno del estado. La competencia siempre será mejor que el monopolio, ya que empuja, en teoría, a la construcción de una mejor sociedad. Esta es la democracia que los tamaulipecos querían. Esta es la democracia que se construye rumbo a la crucial jornada electoral del domingo 5 de junio.

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS