Ayer me mataron.
Me negué a que me tocaran y con un palo me reventaron el cráneo. Me metieron una cuchillada y dejaron que muera desangrada.
Cual desperdicio me metieron a una bolsa de polietileno negro, enrollada con cinta de embalar y fui arrojada a una playa, donde horas más tarde me encontraron.
Pero peor que la muerte, fue la humillación que vino después.
Desde el momento que tuvieron mi cuerpo inerte nadie se preguntó donde estaba el hijo de puta que acabo con mis sueños, mis esperanzas, mi vida.
No, más bien empezaron a hacerme preguntas inútiles. A mi, ¿Se imaginan? una muerta, que no puede hablar, que no puede defenderse.
¿Qué ropa tenías?
¿Por qué andabas sola?
¿Cómo una mujer va a viajar sin compañía?
Te metiste en un barrio peligroso, ¿Qué esperabas?
Cuestionaron a mis padres, por darme alas, por dejar que sea independiente, como cualquier ser humano. Les dijeron que seguro andabamos drogadas y lo buscamos, que algo hicimos, que ellos deberían habernos tenido vigiladas.
Y solo muerta entendí que no, que para el mundo yo no soy igual a un hombre. Que morir fue mi culpa, que siempre va a ser. Mientras que si el titular rezaba fueron muertos dos jóvenes viajeros la gente estaría comentando sus condolencias y con su falso e hipócrita discurso de doble moral pedirían pena mayor para los asesinos.
Pero al ser mujer, se minimiza. Se vuelve menos grave, porque claro, yo me lo busqué. Haciendo lo que yo quería encontré mi merecido por no ser sumisa, por no querer quedarme en mi casa, por invertir mi propio dinero en mis sueños. Por eso y mucho más, me condenaron.
Y me apené, porque yo ya no estoy acá. Pero vos si estas. Y sos mujer. Y tenes que bancarte que te sigan restregando el mismo discurso de “hacerte respetar”, de que es tu culpa que te griten que te quieran tocar/lamer/ chupar alguno de tus genitales en la calle por llevar un short con 40 grados de calor, de que vos si viajas sola sos una “loca” y muy seguramente si te paso algo, si pisotearon tus derechos, vos te lo buscaste.
Te pido que por mí y por todas las mujeres a quienes nos callaron, nos silenciaron, nos cagaron la vida y los sueños, levantes la voz. Vamos a pelear, yo a tu lado, en espíritu, y te prometo que un día vamos a ser tantas, que no existirán la cantidad de bolsas suficientes para callarnos a todas.
Esta es la carta que se ha viralizado en Facebook, publicada por
Guadalupe Acosta tras la muerte Marina Menegazzo (21 años) y María José Con (22)
Ecuador pide ayuda a Argentina y Colombia en investigación de turistas
Marina Menegazzo (21 años) y María José Coni (22) desaparecieron el 22 de febrero y sus cuerpos fueron encontrados a finales de ese mes en una zona de Montañita (oeste).
En relación con el crimen fueron detenidos Segundo P. y Eduardo D., cuyo ingreso en prisión preventiva fue decidido por el juez encargado del caso.
Según la versión de las autoridades ecuatorianas, los detenidos conocieron a las chicas y las llevaron a una casa donde supuestamente cometieron los homicidios.
Pero los familiares de las jóvenes han puesto en duda esa versión y han apuntado la hipótesis de que pudieron ser víctimas de una red de trata de personas.
Según el fiscal del caso, Juan Pablo Arévalo, Segundo P. ha dado diferentes versiones de lo sucedido, ya que inicialmente declaró que vio a tres hombres colombianos en el interior de un automóvil en la zona donde fueron hallados los cuerpos de las jóvenes, pero en una segunda declaración inculpó al otro detenido y en una tercera trató de exculparlo.
El fiscal general del Estado, Galo Chiriboga, ordenó hoy que fiscales adicionales trabajen para dar apoyo a la labor de Arévalo.
Chiriboga se reunió durante más de cuatro horas con familiares de las dos víctimas, a quienes garantizó que la investigación y todas sus diligencias se realizarán con respeto al debido proceso, con el objetivo de aclarar los hechos, explicó la Fiscalía en su comunicado.
El asesinato de las argentinas Marina Menegazzo y María José Coni, dos jóvenes turistas desaparecidas el 22 de febrero en el enclave turístico de Montañita, abrió en Ecuador un debate sobre el modelo turístico y su relación con la seguridad y, para Vivero, es un tema que debe preocupar a toda Latinoamérica
Con información de MVS