Más allá del discurso queda la impresión de que a Cabeza de Vaca le ganó el tiempo y comenzó la campaña cuando todavía no terminaba de amarrar alianzas y definir su estructura de operación en todo el territorio estatal.
Así, a tres días del arranque el balance para él no podría considerarse positivo, y seguramente así lo evaluó junto a su círculo más cercano al final de cada jornada.
Ayer por ejemplo estuvo en Matamoros con una agenda que sinceramente pasó desapercibida; y seguramente coincidiremos en que el candidato más fuerte de la oposición no puede darse el lujo de visitar uno de los municipios importantes de la entidad sin hacer el mayor ruido posible.
Lo ocurrido en esta frontera evidencia dos cosas: primero, que a su equipo operativo le faltó planeación, ajustar algunas tuercas, o de plano mover piezas importantes para hacerlas funcionar correctamente.
Y la segunda, que en Matamoros el PAN está lejos de conseguir la unidad en torno a su candidato a la gubernatura.
Muchos lo presagiaron: la forma en la que se fueron tomando las decisiones en el Comité Ejecutivo Nacional, pasando por el Comité Directivo Estatal, y los grupos políticos del municipio, apuntaban a una bomba que sería casi imposible desactivar.
Hoy parece claro que si la alcaldesa Lety Salazar no se opuso a la designación de Cabeza de Vaca, tampoco pondrá en la mesa su capital político para apoyarlo.
Y esa no es una buena noticia para las aspiraciones del candidato a gobernador, quien -si de verdad quiere impactar la línea de flotación de la campaña priísta- necesita del apoyo de todos los liderazgos regionales de su partido.
Los del sur de Tamaulipas los tiene en la bolsa. Pero los de Nuevo Laredo y Matamoros, acaso los más poderosos en términos políticos y económicos, siguen mirando con recelo su proyecto.
(En esta parte de la frontera por ejemplo, hay que observar con lupa la dinámica de Movimiento Ciudadano)
Es difícil creer que un político con la experiencia de Cabeza de Vaca haya iniciado esta campaña excedido de confianza, creyéndose las encuestas que tanto presume su equipo en las que estaría varios puntos arriba antes de iniciar la contienda.
Debe saber que por más auténticas que puedan ser sus consultas, éstas no representan ninguna garantía de triunfo.
Y que dos meses pueden ser un suspiro, pero también una eternidad. Eso depende siempre de quien lo pregunte.