El uso de groserías en el léxico de cualquier persona, incluyendo los políticos, es, en términos psicológicos, un mecanismo de defensa y, a la vez, una muestra abierta del instinto de supervivencia.
Durante una rueda de prensa ofrecida el pasado lunes en un restaurante ubicado en la zona centro de Tampico, Gustavo Cárdenas Gutiérrez, candidato del Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Tamaulipas, se refirió a la construcción de ‘un mensaje muy claro’ que ‘le llegue a los ciudadanos’.
Aunque no abundó en la explicación de lo que sería ‘un mensaje muy claro’ en su tercera campaña a gobernador del estado, el candidato naranja no tardó en utilizar una serie de palabras calificadas, por la norma social, como groserías.
Por ejemplo, dijo que la ciudadanía está muy ‘encabronada’. Además, se refirió a dos ex gobernadores como ‘cabrones’ y señaló que el dinero que se destina a atender el tema de la seguridad pública se gasta ‘a lo pendejo’.
En un primer instante, en lo personal, pensé que se trataba del uso de leperadas al calor de sostener una entrevista colectiva. No fue así: el propio aspirante mostró un spot, recién grabado, en donde vuelve a utilizar palabras altisonantes que lo alejan de la arena política y lo ubican en la grotesca pelea de barrio.
En el fondo, posiblemente, Gustavo Cárdenas tenga razón, aunque ni todo el pueblo se encuentra como dice que está, ni todo lo que se invierte en seguridad se malgasta, sino todo lo contrario.
Se entiende, en el contexto de ser un candidato de oposición, que trate de utilizar un mensaje con ‘malas palabras’ para llamar la atención de los medios de comunicación y de aquellos que se muestran inconformes con lo que sucede en el panorama político, económico y social del estado.
Sin embargo, un candidato a gobernar un estado como Tamaulipas debe ser un político que debe ir más allá de un simple ‘bar-man’ o un usuario radical de las redes sociales.
Un candidato a gobernador, del partido que sea, grande, mediano o pequeño, debe tener una idea clara de lo que quiere hacer si llega a estar al frente de la administración estatal. Eso implica una gran responsabilidad, un enorme compromiso. Contra lo que se pregona por todos lados, gobernar no es una cosa fácil, ni sencilla. Es un asunto bastante complejo.
Para gobernar se requiere, ante todo, preparación académica y experiencia amplia en el servicio público. El servicio público es un tema de profesionales, algo que muchos empresarios minimizan, pero que es una realidad ante la infinidad de leyes y reglamentos, códigos y normas.
Por ello, para aspirar a una gubernatura se necesita mucho más que el uso de groserías. La competencia electoral, en tiempos en que la democracia mexicana -bien que mal- funciona desde finales de la década de los noventas, requiere de candidatos cuyo mensaje se encuentre construido con propuestas, con soluciones a los grandes problemas que enfrenta el estado y, por consecuencia, cada uno de los municipios.
Se reitera: es comprensible que un candidato recurra a la grosería para captar la atención del público en un mitin o de los usuarios de las redes sociales, pero el uso recurrente de esas palabras implica que no hay discurso, no hay idea y no hay propuesta. También es evidente que ese candidato puede estar desesperado y practique un mecanismo de defensa a fin de sobrevivir en un escenario político harto complicado.
La sabiduría popular es brillante en sus dichos y explicaciones: ‘No es lo mismo los Tres Mosqueteros que veinte años después’.
Así es: el Gustavo Cárdenas de 2016 no es el mismo de 1992, cuando con su discurso incendiario conquistó la alcaldía de Ciudad Victoria y durante un sexenio se convirtió en el dolor de cabeza del entonces gobernador Manuel Cavazos Lerma.
Por supuesto, en el candidato naranja todavía queda algo del carisma que cautiva a muchos victorenses de las zonas populares, aquellos que aún creen en su palabra, incluso, en sus ‘malas palabras’. Por algo ha logrado muy buenas votaciones en sus dos más recientes elecciones.
Gustavo Cárdenas es el político que llega a saludar a todos en una reunión y trata de identificar a cada quien por su nombre. Es, en el sentido estricto del término, ‘un grillo’ profesional.
Ojalá y el candidato del Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Tamaulipas entienda que la competencia electoral de 2016 representa mucho más para los ciudadanos que una simple y grotesca pelea de barrio.
La construcción del mensaje es parte fundamental de una campaña política. Es algo que debe entender a la perfección cualquier candidato. Y, por lo visto, Gustavo Cárdenas no ha entendido lo que significa la elección de este año para la sociedad tamaulipeca e, incluso, lo que significa para él mismo… ya que, tal vez, sea su última participación en una batalla por la gubernatura del estado.
Así las cosas, Gustavo Cárdenas, ex alcalde de Victoria, ex senador y diputado federal con licencia, es el candidato lépero de la elección a gobernador.
¿SE CAE LA CANDIDATURA INDEPENDIENTE?
La candidatura independiente de Francisco Chavira Martínez se encuentra impugnada y en cualquier momento se puede caer.
La impugnación estriba en el desorden financiero y administrativo que caracteriza al propietario de una universidad ‘patito’, una escuela que reparte títulos a diestra y siniestra sin ningún control de calidad.
Se afirma que ‘El Bronco’, el gobernador de Nuevo León, ordenó de manera tajante dejar de apoyar el proselitismo de Francisco Chavira en Tamaulipas, decepcionado por la falta de seriedad de quien se dice ‘rector’ universitario.
LA MEDALLA FRAY ANDRES DE OLMOS
Antonio Sánchez Gochicoa, reconocido economista y ex diputado federal porteño, recibirá la medalla Fray Andrés de Olmos, tras ser aprobada por unanimidad por el Cabildo la propuesta planteada por el alcalde de Tampico, Gustavo Torres Salinas.
‘El Tobi’, quien fue uno de los más firmes aspirantes a ser candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas en 1998, se convirtió en un impulsor del Centro Histórico de Tampico.