7 diciembre, 2025

7 diciembre, 2025

Política pervertida

Golpe a golpe

La descomposición social y política es alentada por algunos candidatos

Baltazar bien sabe qué problemas padecen productores agropecuarios

Durante décadas este sector ha estado sujeto a caprichos corporativos

Oposición codicia gobernar Victoria, donde Óscar Almaraz luce favorito

Hay políticos inmersos en este proceso electoral que irresponsablemente juegan con un barril de pólvora, merced a su codicia y los medios de que se valen para tratar de alcanzar o retener el poder por el poder mismo.

Y eso pone en peligro no sólo la justa, sino también la estabilidad de la entidad.

Sobre todo porque la descomposición sociopolítica no aminora.

Por el contrario, aumenta en intensidad y frecuencia conforme se acerca el día de los comicios (cinco de junio).

Tanto como esa terquedad de querer resolver las diferencias por el camino de la calumnia y la confrontación.

Cotidianamente aparecen en el escenario político batallas campales, bataholas, refriegas y riñas callejeras, donde participan la mayoría de los actores que detentan el poder o aspiran a éste, amparados en su dizque militancia partidista.

Las mujeres y los hombres de conciencia buena que enarbolan un noble ideal, por su parte, son cooptados por intereses facciosos que a toda costa tratar de asumir el control ciudadano, en claro atentado contra el pueblo que es ajeno a tanta tenebrosidad.

De esta forma los grupos de interés pervierten la política –más cada día–; y hoy cualquier manifestación ciudadana es reprimida, con el viejo rollo de que sin partidos ninguna demanda podría ser atendida –pese a las candidaturas independientes–, lo que en realidad significa que los procesos electorales se han convertido en instrumentos de dominio e imposición, pues se insiste en aplicar la receta maquiavélica de que el fin justifica los medios.

Los conceptos de armonía y unidad no pasan de ser retórica barata para los políticos –usted lo ha visto–, mientras que la moral se convierte en algo raro y fuera de moda, ya que la hipocresía y el cinismo son ahora los principios con que se manejan quienes buscan el poder.

Actores inhumanos
La expresión concreta de la lucha intestina que se libra a lo largo y ancho del estado, retrata a los políticos de cuerpo entero.

Los exhibe como entes cargados de vicios e imperfecciones, tanto como enfermos de poder, y, lo peor, deshumanizados.

A diario somos testigos (cercanos o lejanos) del surgimiento de nuevas confrontaciones entre la clase política en su búsqueda de trepar el andamiaje estructural de dominación, sin que nada les importe lo que ocurre abajo, donde está el pueblo, que a su modo busca se le tome en cuenta.

Prueba de ello es que entre los candidatos a la gubernatura subyacen posturas encontradas que, al paso del tiempo, se vuelven fundamentalistas sin que exista poder humano que logre conciliarlas; o al menos procurar el diálogo en aras de que aminoren de cara a la sociedad.

Entonces, tenemos que el desacuerdo, la descalificación y la estéril confrontación seguirían brotando por doquier.

Hostilidad doméstica
En cuanto a los procesos para renovar los ayuntamientos y el Congreso, hay ejemplos excelsos y potenciales escenarios que en lo cortito ya dan mucho de qué hablar.

Sobre todo en esta etapa de elecciones.

Por eso desde ahora le puedo adelantar que la contienda por los 43 ayuntamientos y las 22 curules de mayoría relativa, serán una verdadera cena de negros, ya que sin todavía iniciar campañas los dirigentes partidistas y los candidatos (aún sin estar legítimamente registrados) han empezado a soltar la lengua a diestra y siniestra, sin el menor ánimo de respetar al adversario o generar un clima propicio para que el ciudadano se exprese en las urnas como le venga en gana.

Es decir, sin presiones, compra de voluntades ni amenazas de por medio.

Un claro ejemplo es que los políticos avivan el fuego a la menor provocación, o sin que exista reto, vertiendo declaraciones y juicios cargados de perversidad.

Campo tamaulipeco
En la producción agropecuaria de Tamaulipas está involucrado un sector importante de su población. Pero a falta de una planeación adecuada los agricultores y ganaderos se han visto obligados a vender al precio que la usura les impone, so pena de perderlo todo.

Así ocurre cada temporada de cosecha de granos, pisca de cítricos, con la engorda de hatos y otras actividades inherentes al campo.

De ahí que atrape la atención la oferta del candidato gubernamental priista, Baltazar Hinojosa Ochoa, para mediante una estrategia adecuada surgida del foro en materia agropecuaria (propuesto por él mismo), se de un real impulso al sector.

Él bien sabe de lo que habla, pues como director en jefe de Aserca y diputado federal –antes como agricultor y ganadero–, se involucró en los quehaceres del campo, convencido de que las zonas rurales (del estado) aún tienen amplias posibilidades de recuperación.

Con todo y los riesgos que producen la inseguridad y el coyotaje.

Eso está claro.

Crisis añeja
Sobre el mismo tema, es pertinente rememorar que la grave crisis que enfrenta el campo mexicano de ningún modo podrá aliviarse:
1) Echándole la culpa a los propios agricultores y/o ganaderos;
2) Dando todas las facilidades a los productores extranjeros, como se contempla en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por sus siglas en inglés); y
3) No perder el tiempo buscando culpables del deplorable fenómeno provocado por el mismo hombre, para dar paso al análisis que permita encontrar soluciones tangibles que contribuyan a recuperar (la mayor) parte de lo perdido y, sobre todo, rediseñar los términos en que se compromete el acuerdo comercial que pone en desventaja a los agricultores de acá de este lado del río Bravo.
Pero esto sólo se lograría habiendo disposición; cuando el interés comunitario en verdad rebase los intereses personales, de grupo o de partido, y se esté convencido de que sólo beneficiando a los que menos tienen es la mejor manera de avanzar juntos para enfrentar la globalización que amenaza con aniquilar el campo mexicano.

Bomba de tiempo
Durante los últimos días, una y otra vez, se han escuchado voces que invitan a defender los intereses del sector agropecuario.

Pero son pocas las que plantean cómo y cuándo hacerlo, sin que se piense que sus emisores lo hacen única y exclusivamente para llamar la atención; buscar los reflectores o simple y llanamente por mera demagogia, como podrían ser los casos de los dirigentes partidistas –de todos los partidos políticos, sin excepción–, que nada coherente plantean al respecto y sí, por el contrario, coinciden en señalar que el campo mexicano no puede esperar más.

No sólo porque ya se ha esperado demasiado, casi un siglo, sino porque el tratado comercial con Norteamérica, en lo que respecta a la agricultura y ganadería, ha activado una verdadera bomba de tiempo.

Y no es cuento.
Por eso el candidato priista le pone atención especial a este sector, que durante los doce años de regímenes presidenciales panistas lució abandonado.

Daño sectorizado
Algunos analistas refieren que el señor de Los Pinos, Enrique Peña Nieto, hasta el momento ha evidenciado su falta de oficio político por no haber atendido adecuadamente a los campesinos de México.

Y más: su carencia de sensibilidad para evitar la confrontación con los agricultores y ganaderos, que tildan su política agropecuaria como un acto de provocación, pues éste no descansa en recriminarles no aceptar, como suya, toda la culpa por la crisis que atraviesa el campo.

Cito lo anterior por creer que el mexiquense, con su actitud, trata de aminorar los reclamos en su contra.

De cualquier forma no se puede soslayar que los membretes campesinos durante décadas, también, han causado serios estragos al sector.

Y cabe recordar que hasta 1970 el tipo de organización social, política y económica que manipulaba a los hombres del campo se ajustaba al corporativismo del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Bajo este esquema, precisamente, operaban las confederaciones Nacional Campesina (CNC), Nacional de la Pequeña Propiedad (CNPP), y la Nacional Ganadera (CNG), que para el priismo cumplían métodos de control político y autoritario sobre los ejidatarios y propietarios rurales.

Pero todo por servir se acaba, reza un refrán popular, y a fin de no perder control por el descrédito en el que habían caído esos membretes, el mismo PRI –cuando estuvo enquistado en el poder más/menos hasta por ocho décadas–, financió el surgimiento de otros grupos dizque defensores del agrarismo, como la unión General de Obreros y Campesinos Mexicanos (UGOCM), la Confederación Campesina Independiente (CCI), y la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC).

Con tres metas bien marcadas:
1) La regulación del acceso a los recursos naturales;
2) La legitimación de la representación social en las comunidades, los municipios y los estados; y
3) La planeación de la producción agropecuaria mediante el control de precios, la comercialización y la asesoría técnica.
Es obvio que el esquema resultó un fiasco, porque fuera de teorías y palabrería barata, en la práctica los campesinos resultaron mayormente explotados y se les utilizó, de entonces a la fecha, como carne de cañón en los procesos electorales.

Alternativas
Hay analistas que sugieren que fuera de criticar el daño que se le ha hecho al campo se adopten medidas que contribuyan a su recuperación, como una política hemisférica en pro de la seguridad alimenticia de los países firmantes del TLCAN para enfrentar los nuevos tiempos.

Incluso han ido más allá, al sugerir que lejos de sumirnos en lamentos por las políticas neoliberales, es necesario hacer planteamientos inteligentes para resolver del todo la situación del agro.

Esto ante la fuerte sacudida que al campo mexicano ha pegado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, por un lado, y, por otro, merced a la preocupación generada por la nueva ley agrícola de la Unión Americana, que otorga un subsidio directo de 18 mil millones de dólares anuales a los agricultores de los Estados Unidos, mientras el presupuesto nacional apenas alcanza los 2 mil millones de dólares en el mismo lapso.

En fin, por lo que respecta a Tamaulipas habrá qué esperar la llegada de un nuevo mandatario para entonces sí realizar un análisis más apegado sobre las alternativas que podrían presentarse para reactivar el campo mexicano.

Almaraz, en la mira
Victoria, por el simple hecho de ser la capital del estado y cuna de Egidio Torre Cantú, surge (en este proceso electoral) como uno de los objetivos más codiciados por los opositores al membrete tricolor.

Lo mismo ocurre con los distritos XIV y XV, cuya cabecera está aquí en la misma localidad.

Actualmente la presidencia municipal de Victoria la ostenta el PRI, lo mismo que ambas curules –a través de Fernando Méndez Cantú, Blanca Guadalupe Valles Rodríguez y José Ricardo Rodríguez Martínez–, pero eso no es garantía de nada para conservar las posiciones.

Haciendo un poco de historia, no debemos olvidar que en el pasado Victoria conoció la alternancia política, cuando Gustavo Adolfo Cárdenas Gutiérrez (entonces militante del PAN) derrotó en urnas a Carlos Severo Castro Medina (PRI), en el ocaso del régimen gubernamental de Américo Villarreal Guerra.

Precisamente fue tras los comicios estatales que oficializaron el arribo de Manuel Cavazos Lerma como gobernador de Tamaulipas, pues conocido es que a través del programa federal de moda, el ya extinto Pronasol –implementado por su amigote Carlos Salinas de Gortari­­, prácticamente ‘el chaparrito bailarín’ era quien mandaba en la entidad; y por eso nada hizo a favor del yerno del extinto Fidel Velázquez Sánchez.

Por el contrario, se dice que hasta financió a quienes operaron en su contra.

Y el presidente municipal que entregó la plaza a la oposición fue por cierto Ramón Durón Ruiz.

Entonces el mentado ‘Muchacho alegre’ se regodeaba haciendo mofa de la figura gubernamental, sin que el mandatario en turno encontrara la fórmula de marcarle un alto para enseñarle que el poder no se comparte, sino se ejerce.

Gustavo también se dio a la tarea de endeudar al ayuntamiento de manera escandalosa, hasta el grado de que la banca privada quiso embargar los bienes públicos del municipio, siendo que él, como edil, empeñó no sólo su palabra, sino su carrera política, que más adelante fue rescatada por otro aval.

En cuanto Gustavo salió del ayuntamiento, las huestes priistas no permitieron que se volviera a experimentar y por ello cerraron filas para que los alcaldes sucesivos emanaran del membrete tricolor, aun cuando no fuesen santos de su devoción, como Pascual Ruiz García.

Al ‘padrino’ del autotransporte público le siguieron Enrique Cárdenas del Avellano, Egidio Torre Cantú –éste concluyó el período de Enrique­­, Eugenio Hernández Flores, José Manuel Assad Montelongo (en calidad de suplente), Álvaro Villanueva Perales, Arturo Díez Gutiérrez Navarro, Miguel Ángel González Salum, Alejandro Etienne Llano y Fernando Méndez Cantú (a quien el Congreso designó como sustituto).

Óscar de Jesús Almaraz Smer, es el candidato (aún sin registro oficial) que más se menciona para acceder a la alcaldía, mientras que los bonos de sus competidores han decrecido sin haber entrado de lleno a la carrera.

Como fuere, el priista suma esfuerzos, experiencia, conocimiento y arraigo para hacer un buen papel en la justa electoral, pero igual muestra disciplina, pues convencido está que sólo con unidad podría vencer a sus oponentes que, contrario a lo que se piensa, no serían en realidad los candidatos de otros partidos (pues prácticamente no se ven ni se sienten), sino el espectro del abstencionismo que amenaza erguirse incólume en la justa, aunque con estadísticas menos graves que las registradas en la anterior contienda.

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