Desde el fin de semana en que se anunció que varios candidatos, entre ellos un aspirante priísta y tres de Movimiento Ciudadano, renunciaban a sus respectivos partidos para unirse al candidato a la gubernatura de Acción Nacional, el Instituto Electoral de Tamaulipas ha permanecido callado.
Movimiento Ciudadano se quedó sin candidatos en tres ayuntamientos, Hidalgo, Villagrán y Mainero, Martín Infante Velázquez, Emmanuel Rodríguez Estrada y Liliana Tovar González en una carta dicen sus motivos, absolutamente cuestionables.
Esa misma decisión supuestamente también la tomaron los aspirantes del PRI en esos mismos tres municipios, según palabras del candidato tricolor Reyes Wenceslao Zúñiga Vázquez durante un evento celebrado el viernes pasado, quien asegura que todos se unen a la campaña panista.
¿Es legalmente posible hacer eso? Pregunto.
Por qué el IETAM ha permanecido en silencio después de ver lo que está pasando en el proceso electoral. Los consejeros son quienes tendrían que haber salido desde hace días a dar explicaciones a los votantes de esos municipios acerca de lo que está pasando.
Sin duda este proceso electoral está resultando más atropellado que el de hace seis años, guardando las distancias después del asesinato de Rodolfo Torre Cantú, acto inédito en Tamaulipas.
Hasta este miércoles el presidente consejero del IETAM y del Instituto Nacional Electoral mantienen su mutismo en torno a los hechos que ensombrecen el panorama electoral tamaulipeco.
¿Ese silencio es autoimpuesto u obligado?
En cualquiera de los casos, me da mala espina y tengo un mal presentimiento.
POR QUÉ ES MALA
LA TORTURA
Desde que se destapó el maltrato a una detenida por parte de miembros del Ejército y de la policía en el estado de Guerrero, el tema del uso de la tortura para obtener confesiones está siendo analizado más concienzudamente.
Hace unos días escribí que quienes son víctimas directas e indirectas de la ola de violencia que azota Tamaulipas y al país, podrían inclinarse a aprobar esta medida que viola las garantías
constitucionales, recordemos que se parte del principio de que todos son inocentes, hasta que se les demuestre lo contrario, mediante un juicio imparcial.
La prohibición de la tortura ejercida por parte de los cuerpos de seguridad e instancias gubernamentales tiene que verse de manera más amplia.
No admitir estas prácticas protege a los inocentes, aquellas personas que por alguna razón son presuntas culpables de algún delito.
Las cárceles mexicanas están llenas de gente a la que le obligaron a confesarse culpable y como no existe un video donde se compruebe el uso de este método para obtener declaraciones, permanecen entre rejas por años, sin siquiera recibir sentencia.
Aquí es donde es necesario apelar a la erradicación de la tortura como método de investigación para encontrar culpables de delitos, sean del orden que sea.
Prohibir la tortura, hacer efectiva esa prohibición, no protege a quienes cometen delitos, su fin es proteger a quienes no los cometen, reitero.
Sin duda México y Tamaulipas principalmente, tiene que trabajar mucho para alcanzar la paz, ya no es posible que sigamos leyendo notas donde afirman que el ejército, la marina o las policías acribillan a “sicarios”, esa forma de actuar violando los derechos de los residentes en esta entidad nos pone a toda la ciudadanía en igual indefensión.
La violencia no se termina aplicando métodos violentos.
A Tamaulipas le urge un análisis profundo de los avances en materia de seguridad, los casos ocurridos en los últimos días en Ciudad Victoria, la otrora apacible capital del estado y en Reynosa, con el asesinato de varias personas presuntos delincuentes, nos deja mal parados a nivel nacional.
Ese estado de cosas es también una tortura para quienes transitan por las calles de Tamaulipas y se encuentran a merced de delincuentes y cuerpos de seguridad.
Por ello, desde cualquier punto de vista la tortura es algo negativo que muestra lo peor de quien la ejerce, le quita lo humano y lo convierte en bestia, con perdón para las bestias, sea hombre o mujer.
La aplicación de la tortura es la demostración más significativa de que las instituciones encargadas de la aplicación de la justicia y la persecución de delitos están rebasadas, no funcionan.
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