Ayer fue día de fiesta para el magisterio tamaulipeco y Llera no fue la excepción pues caray los mentores asistieron al festejo que el ayuntamiento encabezado por Pablo Valadez Hernández y su gentil esposa Angélica Sánchez le ofrecieron a quienes tienen la responsabilidad de educar a nuestros hijos, la fiesta fue en un lugar muy hermoso como es la peñita, un lugar turístico donde los árboles nos regalan su frescura y belleza adornado con las tranquilas aguas del mejor río de Tamaulipas, ahí se dieron cita alrededor de doscientos maestros y mentoras que disfrutaron el homenaje que en su honor y como bien lo digiera Angélica era un reconocimiento a la gran labor que realizan los maestros en bien de nuestros hijos.
En ese festejo se olvidaron las políticas sindicales y todo el magisterio de mi tierra formaron un solo bloque de unidad y de respeto para todos, no había rencores ni mucho menos broncas de ninguna especie pues se trataba de una sana convivencia entre autoridades, maestros e invitados de honor.
Por nuestra parte y atendiendo la invitación ahí estuvimos y disfrutamos de un gran momento que nos hizo recordar aquellos días cuando en Llera nos reuníamos los alumnos para ir a cantar Las Mañanitas a quienes nos enseñaron las primeras letras y números. Hoy las cosas son distintas pero no por eso dejan de ser grandiosos.
Debo agradecer las atenciones que tuvieron para quien escribe estos comentarios a los maestros Héctor Velázquez, Troadio Pacheco, Martha Meza Saavedra y otros que nos permitieron compartir su mesa así como también al alcalde Pablo Valadez Hernández que se nos acercó para saludarnos y agradecer nuestra presencia.
El ambiente era agradable, amistoso y muy festivo de tal forma que nos trajimos un buen sabor de boca y si no fuera porque teníamos que cumplir con nuestras obligaciones ahí estuviéramos todavía, en fin fue un gran día y bien que lo disfrutamos.
Por lo tanto no me resta más que felicitarlos a todos sin excepción, pues gracias a ese magisterio soy lo que soy y de quienes aprendí bastante. Felicidades y muchas gracias por sus enseñanzas.
Pero ya que estamos en estas cuestiones permítanme recordar a mis maestros de primaria como lo fueron entre otros Emma Quiroga Salas, Emilia Tururbiates, Hortencia Sánchez, Juan Urbina, Andrés Pérez Esquivel, Lupita Villarreal Elizondo y muchos más que ya pasaron a formar parte de los muertos pero que sin sus enseñanzas no hubiese llegado a ser lo que hoy soy. Para todos ellos mi eterno agradecimiento y que el Supremo Arquitecto del Universo los tenga a su lado.
En aquellos ayeres déjenme decirles que en los años cincuenta del siglo pasado la educación era otra pues las niñas y niños tomábamos las clases por separado e incluso a la hora del recreo cada quien tenía su espacio para jugar y cuidado con que nos brincáramos las trancas porque aparte del coscarrón nos ponían a barrer el patito de la escuela y lavar las ventanas.
Eran los tiempos que no se valía ir con el chisme a nuestros padres y si lo hacíamos santa cintariza que nos arrimaban por no obedecer al maestro, pues ellos decían que nos mandaban a la escuela para estudiar no andar de flojos.
En aquellos años de mi adorada infancia la educación era otra pues los profes nos obligaban a recitar las tablas del uno al diez y si te equivocabas venía el castigo. El maestro era duro, los padres no se diga y uno como alumno tenías que aguantar callado e incluso en los días festivos nos levantaban a las cinco de la mañana para prepararnos a hacer los honores correspondientes a nuestra enseña nacional. Hoy los tiempos son distintos pero aun así disfrutábamos nuestra infancia y gracias a eso con el tiempo llegamos a ser hombres de ley, de trabajo y profesionistas, razón por la cual me pregunto si no hubiera sido así que sería de nosotros?.
HASTA MAÑANA Y BUENA SUETE.




