* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
La dirigencia nacional del PAN debe ser la más preocupada por lo que sucede alrededor de su candidato al gobierno de Tamaulipas. Y es que el rumbo de la campaña de Cabeza de Vaca no es la más adecuada para el proyecto azul de tomar el poder de la república. Suponíamos que el proceso se enturbiaría porque es parte de cualquier guerra política de este tipo, sin embargo no imaginamos que tendría tanta proyección aprovechando experiencias ajenas que desde hace tiempo fueron juzgadas desde el punto de vista moral aunque de parte de la justicia quien sabe.
Aquí lo importante es que Tamaulipas va en busca de la paz negada en los últimos tiempos por diversas circunstancias. Ni todos culpables ni todos inocentes, sucedió y hay que afrontar lo que viene porque no tenemos otro estado ni otra historia, sólo lo que construyamos bajo la convicción de que las generaciones próximas con justa razón habrán de preguntarse: “¿Y qué pasó aquí?”. Y más grave todavía, “¿por qué pasó?”.
El CEN panista ha de estar preocupado digo, porque no se trata sólo de Tamaulipas, sino del país que desean reconquistar, (ahora sabemos que a sangre y fuego). El caso del candidato panista por la gubernatura es parte ineludible del todo que significa el país, pero ojo que la sociedad civil está en su derecho de interpretar incluso de impugnar, lo que transcurre por estos andurriales como el común denominador del proyecto total que implica la toma de Los Pinos por parte del panismo.
En opinión del escribidor la estrategia panista en Tamaulipas está equivocada porque no es llevando al fondo de la alcantarilla una competencia originalmente concebida con alto grado de nobleza. Así dejaron constancia los políticos que se atrevieron a fijar reglas bajo el influjo de valores familiares y sociales desde tiempo inmemorial. Una historia común difícil de destruir tan sólo para otorgar prioridad a intereses personales o de grupo. Más peor si sólo se trata de satisfacer una egolatría que al paso de los años se convirtió en patológica. Y es que la enfermedad del poder pareciera ser la más reiterativa en la débil condición humana.
De manera que el líder panista Ricardo Anaya habrá tenido tiempo suficiente para considerar las actitudes de su candidato en nuestra entidad y sobre todo de las consecuencias. Y la más importante podría ser la pérdida de la oportunidad de regresar a Los Pinos. Por otra parte, bueno sería que la paisanada fuera testigo de una batalla entre iguales y a partir de ideas, propuestas y promesas viables reflexionar y determinar su voto. Hay que entender que estas elecciones no son el fin del estado, sino apenas una página en blanco sobre la que se empezará a escribir a partir del primero de octubre. Hay que dar oportunidad a la historia de que haga su parte.
El grupo que dirige el PAN a nivel nacional no está integrado por tontos. ¡No’mbre!. Ellos saben que una guerra sucia los puede manchar hasta la ignominia y por lo tanto podría echarse a perder una tarea en la cual están apostando todo. Y todo significa la confianza ciudadana y por lo tanto el rescate de Los Pinos. Es un proyecto que no se detiene en Tamaulipas y sin embargo acá podría derrumbarse si su causa sigue siendo la provocación.
En este punto es donde toma sentido la sugerencia de Jorge Carlos Ramírez, (quien creo es el representante del PRI ante el INE), en cuanto a que el CEN-PAN debiera desligarse de su candidato en Tamaulipas. Usted dirá que es una idea absurda y hasta infantil toda vez que proviene de un priista. Tiene razón aunque pensándolo bien y despacio quizá el panismo nacional está arriesgando demasiado en nuestro estado sin garantía real de triunfo. Insisto, al liderazgo azul no le importa Tamaulipas, le importa la presidencia de México. Ha sido demasiado el desgaste…y lo que falta.
“CONMIGO SE VAN A CHINGAR”
El tiempo que resta a las campañas será insuficiente, sobre todo la de gobernador. De ahí la necesidad de que tales campañas circulen por dos vías. Una relativa a las demandas y contrademandas que ocupan el morbo y amarillismo en los medios y la otra concretada a lo que es realmente una batalla política, ésta última alejada de acusaciones que sólo atraen más confusión y hasta temor por la violencia que pudieran desatar, (como si no tuviéramos ya demasiada). Ya sabemos que es en la pirámide partidista donde juegan a las venciditas Manlio Fabio Beltrones y Ricardo Anaya. Ambos traen sus propios proyectos y toman lo que les conviene endosando el menor provecho a la sociedad.
De ahí la necesidad de que los tamaulipecos nos pongamos de acuerdo con los elementos a la vista del portador. Y es que con tanto golpeteo nacional como que se obnubila la reflexión sobre el futuro inmediato.
Conocemos la problemática estatal y estamos ciertos de la obligación de los candidatos serios para actuar en consecuencia. De ahí la importancia de la frase acreditada a Baltazar Hinojosa Ochoa que impresiona por el escenario que se vive: “Conmigo se van a chingar”, ha dicho y uno entiende que tiene connotaciones mucho más amplias. No es ocurrencia de candidato, no puede serlo porque ahora mismo la comunidad exige respuestas. En este sentido Balta se anticipa o mejor dicho, “lanza su espada en prenda y va por ella”. Sin duda conoce los riesgos, esto hace más interesante su pronunciamiento. Habrá que estar pendientes.
SUCEDE QUE
Oiga, de acuerdo a las palabras del líder Ramiro Ramos Salinas, la actual legislatura local ha sido la más productiva al expedirse más de mil 100 resoluciones, “que respaldan y promueven acciones que impulsan mayor desarrollo del estado y mejoran las condiciones de vida de los tamaulipecos como resultado del trabajo en equipo y esfuerzo conjunto, coordinado y respetuoso entre los tres poderes y desde luego también de las alcaldías”. Pues qué bueno.




