16 diciembre, 2025

16 diciembre, 2025

Crónica urbana

¡Buenos días, maestra!

Crónica Urbana

Muy cambiaditos, de camisa almidonada, los días lunes de honores a la bandera. Alineados, del más bajo al más alto, separados a distancia de un brazo escuchamos nuestro himno nacional.
La escuela, dividida por un pedestal donde se erguía la enseña nacional.

Al sur la Escuela Epigmenio García y al norte, la Escuela Juana de Asbaje Ramírez. Ningún alumno o alumna se atrevía a cruzar la frontera marcada por el pedestal, porque se atendría a un enérgico castigo.

La escuela era muy bonita, por ella pasaron los barrios más pintorescos de la ciudad; Río Verdito, Cantarranas, El Riel, El Rincón del Diablo, el segundo cuadro de la ciudad en una zona de clase media y pobreza.

Mis maestras de primer año, segundo y tercero son imborrables de mi memoria. Amira Terán, siempre bella, Lalita López Anaya y Velia Bueno.

En ese orden recibimos el saber y el sabor de las letras. Más tarde, el indiscutible filósofo, mi maestro Andrés Pérez Esquivel.

De quien aprendí las más memorables frases de mi vida. Resumen por sus enseñanzas los libros “Rosas de mi Infancia” y “Sobre las nubes de América”.

La escuela fue una ventana al amor, a la educación y a la cultura.

En mi vida he tenido extraordinarios maestros que se encontrarán en mi próximo libro “La Ruta de la Memoria”. De la preparatoria a la Universidad, y los maestros de vida, aquellos que alternaron la cultura, la sabiduría y la amistad.

Las maestras Amira y Lalita, aún viven, son personas de más de noventa años. Ellas como otras, merecen nuestro reconocimiento.

Y contra impostores de la educación que acaparan los nombres de las instituciones públicas. Una escuela, una calle, de nuestra ciudad deben llevar los nombres de estas mujeres con el oro de la memoria, el poder de la inteligencia. Con orgullo y respeto a quienes nos entregaron la luz de su enseñanza.

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS