CIUDAD DE MÉXICO 10-Jun .- «¿Cuál es Clinton?» «¿Cuál es Merkel?», cabeceó la portada del periódico Frankfurter Allgemeine en su edición del 6 de julio de 2011, en la que publicó una foto que intencionalmente dejó fuera los rostros de las políticas y se enfocó en sus cuerpos.
Ambas aparecían con pantalón negro, una con chaqueta morada y la otra fucsia. Cada una con sus manos juntas, al centro.
Estas políticas parecen guardar similitudes; sin embargo, la virtual candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, no logra conquistar a su electorado como lo ha hecho la Canciller alemana, Angela Merkel.
¿Qué hace que Clinton, tras una larga exposición mediática, no alcance la popularidad de Merkel en sus tres campañas electorales?
En su primera campaña, en 2005, la Canciller alemana -más pragmática, alejada del show, la moda y el gran discurso- era incapaz, incluso, de mantener la mirada al momento de saludar y nunca se sentía agusto con el público.
Después cambió, aunque dejaba claro que a los electores germanos no les importaba tanto un político con poco carisma.
En Estados Unidos no es así. Para ex Presidentes como John F. Kennedy, Ronald Reagan, Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama fue un activo.
Aunque las encuestas digan que tanto un hombre como una mujer están capacitados para llegar a la Casa Blanca, los votantes estadounidenses exigen a la candidata ser agradable y simpática.
Merkel, además, creció en un país comunista (la República Democrática) y después incorporó las reglas de la democracia.
La Canciller, física cuántica de formación, se introdujo en la política sin proponérselo y aprendió a sobrevivir en ese mundo masculino.
Hillary, por su parte, ha estado en el establishment estadounidense como Primera Dama, senadora y Secretaria de Estado. Siempre ha tenido en la mira la Casa Blanca, y no como consorte sino como dueña de la Sala Oval.
¿Es válido reclamarle a Clinton el éxito político y de imagen de su colega alemana?
El sistema de partidos de cada país funciona distinto: bipartidismo en Estados Unidos y coaliciones en Alemania; presidencialismo y Parlamento; campañas millonarias y discretas.
La potencia americana, además, tiene un electorado con grandes brechas sociales y económicas; la europea cuenta con una masa electoral más preparada y está asentada en una gran clase media.
Es un hecho que ambas son políticas maduras, con liderazgo y poder, y se admiran mutuamente por su experiencia, fortaleza y compromisos.
Sin embargo, y aunque se vistan parecido, las diferencias entre ellas son muchas.





