Desde hace mucho he creído que el peor defecto que puede tener un joven con aspiraciones de jugar, sobresalir y triunfar con Correcaminos es ser victorense… y ayer lo ratifiqué.
Justo cuando se ve en una crisis financiera a falta de apoyo gubernamental ante el cierre de sexenio, Correcaminos se niega a aceptar su realidad, su condición de equipo sin recursos y que debe basar ahora sí por obligación propia potenciar al producto que le costó desarrollar, evade dicha responsabilidad y comete los mismos errores basándose en las prácticas equivocadas que lo han sumido en el fracaso que por más de 20 años acumula.
Hace ocho años, si la memoria no me falla, Correcaminos como institución presentó un proyecto de Fuerzas Básicas sin precedentes en la historia del club. Armando Arce Serna como presidente del club azulnaranja, encargó a Jorge Valtonrá la difícil tarea de la detección de talento, desarrollo del mismo que tenía como fin el producir jugadores de la cantera local.
Antes que esto sucediera, los jugadores locales surgían de manera espontánea; una visoría, si llenaba el ojo iba al equipo de Tercera y si bien le iba brincaba a la entonces Primera ‘A’, porque la Segunda no era de aquí sino de Tampico.
Con Arce, ya con la Segunda en Victoria, el proceso se completó teniendo que cumplir una serie de etapas para que los jugadores pudieran estar en condiciones y ver cristalizado el objetivo de llegar al primer cuadro. Todo pintaba muy bien.
En su momento, Manolo Campo Filizola, como director deportivo de la institución, era el encargado de vigilar dichos procesos y velar por los intereses del club, pero sobre todo por la integridad y el crecimiento del futbolista.
Correcaminos ya con Francisco Filizola al frente, se dedicó a poblar Tamaulipas de Escuelas de Fútbol Infantil y Juvenil, el proceso en teoría se estaba cumpliendo, pero, ¿dónde están los jugadores?.
Desde Omar Arellano como entrenador, el cerco se cerró para los jugadores locales. Poco a poco la intromisión de representantes, como Juan Carlos Román, que ha regresado a hacer de Correcaminos su mina de oro, creó un obstáculo imposible de cruzar por los jugadores locales.
Claro está, con la complacencia de directivos y entrenadores que han pasado desde Alex Aguinaga, Ricardo Cadena y ahora Pepe Treviño.
Es Treviño justamente quien ahora comete el crimen de herir ilusiones, dificultar carreras y asesinar sueños.
Desde hace dos torneos, el técnico regiomontano viene practicando un juego que creyó nadie descubriría, y este no es en la cancha.
La simulación, uno de los peores males que Tamaulipas ha padecido en los últimos años, es parte de Correcaminos y ese es el juego de Treviño, respaldado por la mafia directiva, ojo, no todos los de pantalón largo pertenecen a ella, pero son los que hipnotizan y engañan al resto.
La última jornada del Apertura 2015 debutó a ‘Tito’ Paz en el primer equipo, todo indicaría que por lógica tendría que jugar la siguiente campaña. ¿Cuántos minutos jugó? ninguno.
Para el Clausura 2016, Leo Franco se estrenó con gran nivel en Tapachula, Correcaminos ganó y repitió para la segunda jornada. Después, Pepe lo borró de forma cruel del equipo, relegándolo a la Segunda División.
Para este torneo la vuelve a aplicar, aunque ahora parece algo personal; de nueva cuenta Leo Franco es víctima del juego de Treviño, junto a él Andrés Rincón y Luis Valenzuela. Quedándose en el primer equipo ‘Tito’, ‘Cory’ Jiménez, Lalo Santana y Edgar Benítez, próximas víctimas del técnico que sin mérito, más que cobrar barato su trabajo, continúa al frente del equipo.
Pero bien dice la sabiduría popular, “no tiene la culpa el indio…” recalco: quien debería velar por los intereses de los jugadores, que a final de cuentas son activos del club, mercancía que le ha costado a Correcaminos formar y desarrollar, se hace de la vista gorda, permitiendo que se contraten jugadores de igual o menor nivel, a costos elevados, representando pérdidas deportivas y económicas para el club, pues eso representa el cortar de tajo los procesos que ellos mismos solventan e inclusive envían un mensaje de falta de respeto al trabajo de las fuerzas básicas, en este caso del técnico Jorge Urbina.
Para rematar, fueron desplazados por el hijo de Gastón Obledo, adquirido a escondidas en el draft y luego le cuento el caso del ‘Samba’ Rosas, a quien le dijeron que sí entraba en planes y una vez pasado el draft ya sin posibilidad de contratarse, le dicen que siempre no.
Aquí la responsabilidad no es de uno, aquí hay cómplices y todos los que formamos parte del proceso Correcaminos, inclusive quienes estamos en los medios, nos toca señalar este tipo de acciones, que denigran y laceran el talento local. Que cada quien cargue con sus culpas… yo no seré cómplice.
@luisdariovera