Los priístas tamaulipecos enfrentan una realidad completamente nueva. De la noche a la mañana se quedaron sin nada de lo que presumieron por tantos años. El 1 de octubre amanecerán sin recursos, sin soporte gubernamental y hasta sin líder político. Tendrán que aprender a remar contra corriente y ser una oposición responsable, pero que al mismo tiempo pavimente su camino para intentar una victoria de consolación en el 2018 y tratar de recuperar lo perdido en el 2022.
Sin duda el espacio donde se evidenciará con más claridad la nueva realidad del PRI será el Congreso del Estado, donde sufrirán lo que tantas veces padecieron las minorías de
otros partidos que no tuvieron más que resignarse ante el peso del poder mayoritario.
El PRI tendrá una decena de diputados -con sus aliados quizás sumen doce- mientras que el PAN formará una barredora de 20 legisladores entre los de mayoría y los plurinominales.
Cuando se leen uno por uno los nombres y analizan los perfiles de quienes integrarán la próxima legislatura queda la impresión de que el tricolor armó sus listas pensando en que ganarían la elección con comodidad.
Pareciera que nunca se plantearon la importancia de armar un equipo legislativo de primera, que pueda plantar cara a un gobierno que tiene a la mano todos los hilos del poder.
Salvo dos o tres excepciones no se ve entre los próximos diputados priístas quién pueda liderar a un grupo que debería servir como contrapeso al nuevo partido al mando.
La lista de plurinominales ha sido criticada duramente incluso por muchas voces del priismo, que la señalan como una prueba más de los vicios que llevaron a su partido a la derrota. Antes que la destreza parlamentaria se privilegiaron las relaciones públicas. El compadrazgo, pues.
Los azules por su parte, tendrán entre sus filas a varios cuadros calados en el arte de subirse a la tribuna a debatir sobre cualquier tema. Habrá que ver cómo responden ahora que les toque defender las acciones del gobernador.
La tarea para el matamorense Carlos García, quien -todo apunta- será el pastor del Congreso, no será menor porque la bancada panista está compuesta al mismo tiempo por elementos provenientes de diversas corrientes políticas.
Si atina a negociar lo suficiente para alcanzar la unidad, se convertirán en la herramienta más poderosa de Cabeza de Vaca para gobernar.
También habrá que poner atención al debut legislativo de Morena en Tamaulipas. Algunas proyecciones le otorgan hasta dos posiciones plurinominales.
En suma, el próximo puede catalogarse como un Congreso histórico. De la habilidad de sus líderes dependerá que ese carácter trascienda al simple membrete.
Melhem, adelante
Edgar Melhem sacó la delantera en el camino hacia la dirigencia estatal del PRI, no tanto porque haya externado su disposición antes que los demás, sino porque planteó una agenda impostergable si ese partido quiere salvarse: una refundación total que incluya la renovación «desde el padrón de militantes hasta los mandos».
A grandes males, grandes remedios.
Comentarios: mdominguezf@gmail.com
Twitter: @migueldmz