Los panistas que van a gobernar el Estado y algunos de los municipios más importantes de Tamaulipas, entre ellos los correspondientes a Madero y Altamira, a partir del próximo primer día de octubre, tendrán una oportunidad de oro para demostrar que son mejor opción que los del PRI, si hacen bien las cosas.
Si, en cambio, hacen lo que el presidente Vicente Fox Quesada hace 16 años, que, sin la menor idea de lo que es gobernar manejó el país como si fuera una empresa privada, entonces terminarán repudiados por la promesa del cambio fallido del vaquero de San Cristóbal de Guanajuato, de triste memoria. Y es que, la tarea de gobernar tiene dos áreas fundamentales, la política y la administrativa, que deben de caminar siempre de la mano para tener éxito en la atención de las demandas y necesidades prioritarias de la sociedad. Dar preferencia o, peor aún, olvidar a una de ellas, a la hora de ejercer el gobierno, resulta desafortunado, sobre todo en momentos de graves dificultades y carencias para la población, como los actuales.
Como no hay dinero que alcance para satisfacer plenamente todas las exigencias comunitarias, la política, considerada esta como la tarea en virtud de la cual una sociedad resuelve los problemas que plantea la convivencia colectiva, es vital para mantener tranquila a la ciudadanía, a pesar de que no se le pueden solucionar todos los males, especialmente los económicos, que la aquejan. Administrativamente 2 más 2 son 4, pero desde la óptica política dos más dos son los que sean necesarios.
Si, además, como Fox, la insuficiencia de profesionistas capaces para asumir las diferentes funciones de la estructura administrativa, obligaran al sucesor de Egidio Torre Cantú a dejar en sus puestos a la mayoría de los funcionarios priístas, el reynosense concluiría el mandato constitucional en medio del desencanto popular.
A diferencia del guanajuatense, Cabeza de Vaca tendrá la ventaja de que contará con la mayoría del Congreso del Estado, ventaja que, de entrada, además de impedir que los adversarios de otros partidos políticos le pongan piedritas en el camino o incluso llegaran a enjuiciarlo políticamente, le permitirán enfrentar en condiciones menos complicadas la problemática tamaulipeca. Los alcaldes panistas tendrán una circunstancia más difícil, empezando porque dispondrán de sólo un año y nueve meses para demostrar a los votantes, que siempre quieren ver resultados tangibles inmediatos, que no se equivocaron en votar por la alternancia.
El primer obstáculo que enfrentarán es que no habrá dinero en las arcas municipales, como sucede al término e inicio de cada administración. El nuevo presupuesto se aprobará en noviembre pero los precarios recursos empezarán a fluir por ahí de fines de marzo o principio de abril del 2017, cuando los forcejeos preliminares de la lucha por la presidencia de la República y la mayoría del Congreso de la Unión crearán dificultades extras a las que los gobernantes locales no podrán sustraerse.
En este probable escenario, en donde también han empezado a soplar vientos de cambio es al interior de la UAT y el STPRM. Aunque en el primer caso las gestiones del rector Enrique Etienne Pérez del Río y de la mayoría de los directores de las unidades académicas concluirán en año y medio, la universitarios están conscientes de que con la llegada al gobierno del Estado del primer gobernador no priísta, podrían haber reacomodos anticipados en las distintas dependencias de la institución de educación superior. En el sindicato petrolero, la derrota del PRI en 7 de las 13 entidades federativas, obligará a las cúpulas del gobierno federal a someter a una cirugía mayor al tricolor, como opción indispensable para evitar que se vaya a repetir la historia del 5 de junio en la sucesión presidencial del 2018, operación que contemplaría, entre otras medidas, la reestructuración de los mandos de los gremios afines, como el que encabeza Carlos Romero Deschamps.
Dejar las cosas como están, después de la debacle política de hace 10 días, expondrían al régimen del disminuido Revolucionario Institucional que gobierna actualmente a México a consecuencias aún más desastrosas.
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