La situación que enmarca los nuevos gobiernos en Tamaulipas, los obligará a responsabilizarse de iniciar un proceso de recomposición del orden político, con el fin de que todos los habitantes del estado, todos, puedan tener un ambiente propicio para mejorar su calidad de vida, tengan un mejor desarrollo social y económico, buscando siempre el bienestar colectivo.
El crear estas condiciones será una tarea prioritaria de todos los actores políticos, eliminando las banderas partidistas y anteponiendo siempre el interés publico, para que se pueda satisfacer realmente las necesidades de la ciudadanía.
Esto para algunos sectores o municipios les será especialmente difícil a los nuevos gobernantes hacer viables los proyectos de desarrollo y un ejemplo de ello es el caso Matamoros.
El municipio de Matamoros lleva cuando menos nueve años sin ver la suya, pues prácticamente la falta de comunicación, la revancha y el prejuicio polìtico entre los diferentes niveles de gobierno, han propiciado atrasos importantes a su infraestructura y su desarrollo económico.
Podríamos decir con toda seguridad que Matamoros es de las ciudades fronterizas clasificadas como «grandes», la menos desarrollada en todos los ámbitos y que a pesar de haber una expectativo importante para su desarrollo económico con el nuevo puente ferroviario y el Puerto Matamoros, este no a podido despuntar como debiera a favor de sus habitantes.
Las diferencias que había entre el entonces presidente municipal Erick Silva con el gobernador Eugenio Hernández, fue la tónica de tres años donde no hubo avances sustanciales en el desarrollo de la infraestructura municipal, pues además de que comenzaron las vacas flacas y los recortes presupuestales, las inclemencias del tiempo golpearon gravemente a la ciudad dejándola con graves rezagos en los servicios.
Posteriormente Alfonso Sánchez llega con nuevas esperanzas junto con Egidio Torre Cantú, donde se hicieron grandes proyectos y se plantearon diferentes trabajos para mejorar el entorno urbano de la ciudad, pero tampoco hubo el apoyo esperado, por lo que la situación solamente se mantuvo y en algunos rubros se estabilizó, sobre todo el servicio de
recolección de basura y el famoso relleno sanitario.
Luego se abre una gran esperanza de cambio en la ciudad con la llegada al poder de otro partido a Matamoros, donde Leticia Salazar y el PAN manejan una serie de elementos que ilusionan a la población haciéndole creer una expectativa distinta y muy positiva para las aspiraciones de la gente.
Pero desgraciadamente esta administración municipal resultó ser otra desazón más para los ciudadanos, sobre todo desde el momento en que se vio a la nueva presidenta abrir frentes de combate políticos por todos lados, acarreándose enemistades gratuitas, sin concretar proyectos importantes.
Esta situación fue de mal en peor quedando la ciudad en una situación donde prácticamente los servicios que se otorgan no funcionan y con una deuda publica que puede ascender, según dicen los que saben (y los proveedores), hasta los 200 millones de pesos, sin contar los problemas financieros que se dejen en la Junta de Aguas y Drenaje.
Hoy frente al cambio, el nuevo presidente municipal, Jesús Juan de la Garza Díaz del Guante, tendrá con su gobierno que enfrentar esta inercia histórica, donde además de poner a prueba su honestidad y capacidad, deberá utilizar sus mejores herramientas de negociación para acercarse a un gobierno que no es de su mismo signo político y que seguramente
tendrá la natural adveración política, por ser el único municipio donde no ganó el actual gobernador electo Francisco Javier Cabeza de Vaca.
Pero esperemos que por un lado haya madurez política que se traduzca en disponibilidad y voluntad para resolver los problemas y por el otro, sensibilidad para poder plantear de forma demandante pero sin choques, la resolución de muchos proyectos.
Si se logra esta fusión estaremos arribando a un estamento distinto en el propio desarrollo del sistema democrático de México y de nuestro estado, que será el de avanzar por el bien de la sociedad que se representa y trabajar por el interés supremo de la ciudadanía. Aunque sea en el tono en el que se maneja el dicho popular «juntos pero no revueltos»,
pues lo importante es que se pueda «estabilizar» al enfermo en dos años de gobierno.
Esta será el reto y en gran parte la responsabilidad que tendrá que enfrentar Jesús de la Garza. Algunos dirán, «se sacó la rifa del tigre», pero lo real es que si demuestra además de su calidad humana, su calidad de gobernante y de servicio, seguramente y aunque este no lo quiera, habrá un torbellino que lo elevará a otro nivel de responsabilidad,
logrando hacerle honor a su filosofía de trabajo que se da en la frase de «servir para trascender»… Bueno, eso decimos nosotros, pero usted… ¿Cómo ve?
La ojeadita…
Se debe reivindicar el papel de los regidores en las próximas administraciones municipales, porque hasta ahora, y sobre todo en esta en Matamoros, se demostró que estén o no «trabajando» es lo mismo para la gente…




