Todos en Tamaulipas y en México tenemos derecho a tener miedo por el clima de inseguridad que afecta en mayor o menor medida a nuestras ciudades, quien diga que no lo tiene miente, porque desde hace unos 10 años hemos cambiado nuestros estilos de vida y aprendido a tomar precauciones en días difíciles.
Así es mis queridos boes, el debate que se da en las redes sociales de Tamaulipas, en especial entre quienes viven o vivimos en la capital es si un funcionario de la talla del alcalde Fernando Méndez Cantú debe o no externar su temor como cualquier otro ciudadano.
Sólo para recordar, hace unos días el alcalde sustituto declaró ante los reporteros que le cubren la fuente que igual que el resto él tiene miedo, que sale a la calle con temor, todo en el contexto de los más recientes acontecimientos de violencia en Victoria.
El linchamiento en las redes sociales no se hizo esperar, desafortunadamente no se da un debate de altura en esos canales de comunicación, porque la inmensa mayoría de los comentarios sobre los dichos del alcalde han sido ofensas y mofas, de un tema que como sociedad podríamos estar debatiendo.
A Méndez Cantú se le lincha por decir su verdad, que es la misma que la mía y la de todos, también de quienes se han burlado o le han ofendido por decir lo que siente, lo que piensa, lo que le preocupa; que es lo mismo que nos ocurre a todos.
Por otro lado se ha linchado por varios años a las autoridades estatales a las que en las redes sociales acusan de decir siempre que en Tamaulipas no pasa nada.
Pareciera entonces una contradicción, porque si el alcalde reconoce que tiene miedo es porque al mismo tiempo también reconoce que están pasando cosas, mientras que si en el ámbito estatal a veces se calla ante una situación también se da el linchamiento.
¿O queremos que se reconozca o no?, eso es lo que puede estar a debate, se puede cuestionar si es conveniente que el alcalde diga que tiene miedo o como autoridad no tiene derecho a demostrar sus sentimientos ante la crisis de seguridad.
Una postura podría decir que no, que Fernando Méndez no debió y no debe decir que tiene miedo, porque podría contagiar ese temor en los ciudadanos a los que debe por el contrario dar respuestas, incluso en seguridad aunque sea ese tema del ámbito estatal y federal.
La otra es que uno puede preferir a un alcalde o autoridad de cualquier nivel que diga lo que está pasando y que muestre su temor para que los de a pie tomemos más en serio lo que nos está ocurriendo.
Ese sería un debate sano, pero no una hoguera en las redes sociales donde sin previo juicio sensato se siente a la autoridad y se le aniquile.
Por cierto que tampoco es sano hacer mucho caso a las locuras de diputados como Jorge Valdez del PRD que sin ninguna calidad moral exige la renuncia del alcalde sólo por mostrar que tiene miedo y la del Secretario de Seguridad Pública estatal Jesús Martínez, porque ambas remociones en nada abonarían a solucionar el problema que se tiene.
Valdez se ha caracterizado por las declaraciones estridentes y sin sustento, ha sido el diputado del escándalo, lo mismo lo vimos amenazas al inicio de la legislatura y dejar los rayones, que golpear cobardemente a un trasvestido en Nuevo Laredo o acusar sin pruebas al gobernador electo en los debates de campaña.
Miren, el peso de Valdez es tan pequeño que como candidato a la gubernatura de Tamaulipas lo único que logró es que su partido el PRD perdiera el registro estatal y con ello se quedara sin prerrogativas.
Pacto de perdedores…
Ayer platicaba con un amigo priista, de esos que se la han partido 30 años en ese instituto, que ha pasado por casi todos los cargos en el partido y que ha sido buen funcionario público, sobre la sucesión de la dirigencia estatal y la candidatura a la senaduría en el 2018.
Sorprendido por el arrebato entre Baltazar Hinojosa y Marco Antonio Bernal peleando la nominación al Senado dos años antes, cuestionaba que el segundo revelara la existencia de un acuerdo para que él fuera candidato, porque dichos pactos son ilegales, entre personas y al margen de los militantes priistas.
Y decía con harta razón, que tal vez ese acuerdo no tendría ya validez, porque se hizo entre perdedores, uno perdió la gubernatura de manera contundente y el otro peor, perdió la candidatura a la gubernatura, por lo que ninguno tendría la calidad moral para pelearse lo que no les corresponde.
El milagro del ISSSTE…
El martes presentó su renuncia a la delegación del ISSSTE en Tamaulipas Enrique De la Garza Montoto, el chavo puede presumir que no enterró al instituto en la entidad, pese a que hizo todo lo posible.
Las clínicas y hospitales se están cayendo, no hay medicamentos, hay pocos médicos, pero sigue con vida, en terapia intensiva, pero con vida.
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