La Jaiba Brava del Tampico-Madero, o el TM Fútbol Club como se llama ahora de forma oficial, parece que cumplió un placer efímero que fue el reaparecer en el firmamento de la antesala del máximo circuito, aunque a tres jornadas de haber iniciado el torneo queda claro que nunca se supo dimensionar el drástico cambio que representaría ser un equipo de Segunda, a uno de AscensoMX.
Ni más ni menos raza, y seguramente a estas alturas de la lectura debe haber una buena cantidad de aficionados celestes que me la rayaron de perdido una vez, los invito a la reflexión y hacia a dónde apunta el tema.
Propios y extraños deseábamos el regreso del cuadro porteño a una categoría superior, algo más acorde a su afición y el proyecto que sustentaban en la Liga Premier de la Segunda División parecía quedaba chico en esa categoría y fue cuando los ojos de México se pusieron en el Estadio Tamaulipas y como el recurso llegó.
El problema radicó en que la estructura administrativa y deportiva cambió drásticamente con la salida de Enrique Badillo de la presidencia y de Mario García en la dirección técnica, con la intervención de Orlegi Deportes que supondría un trabajo producto de un estudio que haría ver resultados inmediatos, como se espera siempre en el fútbol mexicano, en donde siempre, todo urge. La bronca fue que Alejandro Irarragorri vio en Tampico un paraíso comercial pues el producto llamado Jaiba Brava se vende solo y como pan caliente, se les olvidó el pequeño detalle que la gente ya hizo el desembolso, su afición fiel y pudiente ya compró todo lo que le vendieron, palcos, bonos y camisetas, ahora sólo falta que el equipo responda. La preocupación radica en que el cuadro celeste se armó con fuerzas básicas del Santos Laguna, su equipo mayor, por ello le va a costar mucho en lo deportivo, aún más cuando es laboratorio para formar un entrenador que hace sus pininos en la dirección técnica.
Súmele a ello que hoy Orlegi Deportes ya batalla con el mismo equipo de la Comarca Lagunera, al que el apoyo del Grupo Modelo sólo es un recuerdo y adorno, un estadio de primer mundo y todas sus instalaciones, pero en lo financiero ya se tienen que rascar con sus propias uñas y eso merma en lo deportivo al no tener para aquellos jugadores de renombre que en antaño llevaba.
Si Santos es una carga para Orlegi, imagínese el destino de la Jaiba Brava.