CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Antes los niños huían, corrían por las calles para alejarse de “los locos” de Victoria, eran esos personajes que no hacían daño a nadie, pero que con su aspecto nada pulcro y de carácter enfadado iban por la vida, y por las calles sin dirección definida.
No había entonces “pokemones” en la vía pública, sólo ellos deambulaban bajo los días soleados en Victoria.
No faltaba Chucha, en las calles del centro pescando políticos, luego “El Licenciado”, Irma a quien llamaban “Irma la loca”, por hablar sola y regañar a todos los chiquillos, Juan Perros y su Chorreada y La Muñeca de trapo, la única de entonces que ahora da gusto saludar, en ausencia de todos aquellos que ya faltan en la ciudad.
Chucha
Si hay alguien que conoció a Chucha y que aún vive para contarlo es el artista plástico Alejandro Rosales Lugo, lo plasmó en su libro “Personajes de mi ciudad”, donde narró que le conocía desde el año 1960.
En aquel tiempo Alejandro cursaba secundaria y hablaba con ella cómo saludar a cualquier otro ciudadano de Victoria.
Aquel día la vieron embarazada y años después Periódico Expreso llegó para hacer contacto con sus nietos en el Fraccionamiento Azteca de Victoria.
Entonces comprobamos que Chucha no tenía aquella gran casa de dos pisos que la gente contaba, no tenía todo el dinero que pedía bajo el colchón y tal vez tampoco estaba loca, cómo se creía en Victoria.
Falleció hace seis años en una casa de interés social al oriente de la ciudad, esta vivienda era propiedad de su hija, aquella niña que tal vez llevaba Chucha en el vientre cuando Alejandro Rosales Lugo le saludó en el año 1960.
Chucha tuvo nietos, ellos le cuidaban cuando ella reposaba en cama por una fractura de cadera que le impidió volver a la calle luego del año 2010.
El único gobernador a quien nunca le pidió una moneda fue al actual, Egidio Torre Cantú, sabía que había un nuevo gobernador y lloró cuando se le cuestionó si extrañaba Palacio de Gobierno.
Fue la mujer más limpia que anduvo por las calles de Victoria con una carita tierna, pidiendo una moneda sólo a gente de bien.
Nunca padeció de sus facultades mentales, tanto que reclamó a Alejandro Rosales Lugo y a Pablo Martínez Borrego, por haberle fotografiado y publicado en el libro en el año 2009.
La Chorreada
Ella si era agresiva, la Chorreada nunca permitió un diálogo, salvo que compartiera una charla frente a alguna copa.
En los últimos años se reportaba con frecuencia al O66 por caminar desnuda con frecuencia por el bulevar Praxedis Balboa, fue novia de Juan Perros, otro que no está totalmente mal de sus facultades mentales, pero alguna decepción debió sumirle en sus pensamientos.
La Chorreada fue novia también de un pedigüeño que hace años vivía de la limosna en la puerta de la Iglesia de Nuestra Señora del Refugio.
Con buena suerte el hombre se sacó la lotería un día, y emigró de la ciudad antes que su Chorreada acabara con aquella buena racha económica.
Juan Perros, pertenece a la familia Franco, familia trabajadora y distinguida de Victoria, a quienes recurre en busca de la comida diaria.
Luego desaparece otros días y cuida de los perros, sus únicos amigos.
La Chorreada también desapareció de las calles en este 2016, se dice que sus días culminaron.
Irma
Irma, cuidaba a su tía Panchita, para evitar que ella volviera a caer decidió cuidarla en los últimos días.
Vivió con ella en los últimos días de doña Panchita, algo pasaba en su cabeza, decía la tía, porque platicaba algunas cosas del pasado con mucha lúcidez y otras eran incoherencias, por fortuna todos le conocían.
Vivía con Patricia, una de sus hijas en la colonia Américo Villarreal.
“Lo que pasa es que Victoria es Tamaulipas, por eso está bien bonita, hasta parecen calles de oro sus calles. Soy Irma Ruth del Carmen Osorio, mi hermano mayor se llamaba Arnoldo, el apellido de mi padre era Del Carmen. Ahora lo que pasa es que la gente pelea por el dinero”, contó en una entrevista el 1 de septiembre del año 2011.
Después de esta entrevista se dice que una de sus hijas la llevó a su casa fuera de Tamaulipas, ya no se le ve en el mercado, pero los locatarios dicen que esta con su hija. Comentan que la saludaron una vez que la trajeron de visita a Victoria.
Antonio Alejandro Maldonado Guzmán la conoció antes que ella perdiera un poco de lucidez en la vida.
La describía con gran belleza y como una mujer inteligente, además Irma alguna vez tuvo marido.